Bajo elevada temperatura y en una calle angosta, Eugenio Bani, del equipo Amore Vita, sacó la casta que caracteriza a los embaladores italianos, en un derroche de potencia, para superar al dominicano Wellington Capellán y al zuliano Ismael Cárdenas, representante de Mérida, en un vibrante duelo y apuntarse la victoria en la cuarta etapa de la Vuelta al Táchira 2016, con final en los llanos occidentales y sobre terreno plano, tras lo cual Yhonatan Salinas, del Kino Táchira, mantuvo la camiseta de líder, en la antesala del primer trayecto con alta montaña.
Bani soportó las inclemencias de un sol que, sobre las dos de la tarde, era muy intenso y tuvo arrestos para derrochar todas sus condiciones, en una llegada muy complicada, dentro de una calzada poco amplia y de cierta dificultad en la parte final, para sellar una conquista que ya habían buscado sus compatriotas en la primera jornada, para no irse con las manos vacías.
El triunfo del italiano fue contundente. Levantó vuelo por el centro de la calzada, desde unos 700 metros, aguantó las cargas de sus antagonistas y le alcanzó para festejar a brazos alzados, con un fuerte “rugido” lanzado desde su garganta al paso de la meta, en las adyacencias de la Plaza Noguera, en la localidad barinesa, que registró una importante cantidad de público para observar la definición del trayecto.
Bani empleó tiempo de 4 horas, seis minutos y 40 segundos para el exigente tramo de 174.6 kilómetros entre Peribeca y Santa Bárbara de Barinas, con un continuo sube y baja por las características de la vía, repleta de “columpios”, y siempre bajo un calor agobiante, salvo un tramo en el que cayó una ligera lluvia.
Otros corredores favoritos para la etapa como Miguel Ubeto y Orluis Aular, este último vencedor en la primera facción del presente giro, definida también al embalaje, quedaron mal ubicados al momento de iniciar el envión final, detrás de la cabeza del pelotón, y quedaron sin opciones de disputar el triunfo de etapa. Ubeto terminó de quinto y Aular una plaza detrás.
En la general no se registraron cambios, con Salinas como líder –primer corredor que logra sostener la camiseta amarilla más de una jornada- con tiempo global de 12 horas, 37 minutos y 15 segundos, seguido por José Mendoza, con el mismo crono.
Larga fuga
La etapa, que partió puntual a las 9 y 30 de la mañana, estuvo marcada por una fuga de 15 corredores que nació en los primeros kilómetros y copó la escena hasta faltar muy poco para le llegada.
Dentro del grupo, que llevaba a italianos, mexicanos y, naturalmente, criollos, dos figuras resaltantes: Isaac Yaguaro (IDT) y Luis Mora (Gobernación del Táchira). El primero fue protagonista en los premios intermedios repartidos durante la jornada, mientras que el otro rodó un buen rato como líder transitorio, al amanecer de noveno en el casillero principal, con retraso de 12 segundos.
La escapada se formó en la salida de San Cristóbal, mientras se descendía y se tomaba rumbo hacia los llanos. El primer esprint de la fecha se disputó a la altura del kilómetro 36, punto que aprovechó Yaguaro para dar su primer aviso. Poco a poco el lote puntero aumentó la diferencia sobre el paquete principal, hasta llevarla por encima de los tres minutos, al momento de cumplirse el único puerto montañoso del día, en Altos de Santo Domingo, por el kilómetro 53.
En el grupo grande, donde viajaba Salinas, no había preocupación por los punteros, razón que le permitió a los escapados superar la barrera de los cinco minutos de ventaja en algún punto del segmento, mientras que Wladimir Martínez (Nueva Esparta) y Yaguaro aprovecharon para repartirse los últimos pasos intermedios de la jornada.
Cinco corredores de los 15 que originalmente organizaron la mencionada fuga, trataron de sobrevivir, cuando el pelotón se les vino encima, a un tren de carrera muy elevado, pero el intento fue fallido, a unos 10 kilómetros de la sentencia.
Entonces, vino el desenlace que se pronosticaba, una llegada en bloque en las calles de Santa Bárbara de Barinas. Y la estrella fue el italiano Bani, de mucha potencia, sin miedo, para encarar un embalaje propio de grandes rematadores.