El alboroto del lado chavista tiene dos razones. La primera, el “agravio” a los retratos de Chávez que Henry Ramos Allup, Presidente de la AN, con toda razón mandó a sacar. El retrato de Chávez no tiene nada que hacer en el parlamento. Anticipamos que harían uso de cualquier cosa, así que esto de los retratos les vino como anillo al dedo para quejarse. Hordas pagadas han protestado frente a la Asamblea Nacional y hasta una bomba –que afortunadamente no explotó- lanzaron en la sede de Acción Democrática en La Florida.
INCREÍBLE, con letras mayúsculas, resultó la reacción de Jorge Rodríguez: “Colocaremos retratos de Chávez en la Plaza Bolívar y en todos los postes de Caracas”. Cuando no hay alimentos y no se consiguen medicinas, no puedo creer que el alcalde del Distrito Capital, uno de los municipios con mayor población en el país, si no el de mayor población, decida dilapidar el dinero mandando a imprimir retratos de Chávez. Pero así es la revolución. Incluso contraviniendo órdenes expresas del mismo Chávez quien en 2010, mediante el decreto 7836, prohibió “el uso del nombre, imagen y figura de la persona del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela para la identificación… de campañas publicitarias o propaganda”. Hoy aplicaría a Maduro, pero cuando fue promulgado aplicaba al mismo Chávez.
La segunda razón es la de que la bancada opositora juramentó a los diputados impugnados por en Tribunal Supremo de Justicia. Vestiduras rasgadas a diestra y siniestra. “Ni un centavo para la AN” sentenció el capitán Cabello. Pero Henry Ramos Allup no es ningún cogido a lazo y la bancada de la Unidad sabe lo que está haciendo.
El abogado Juan Raffalli declaró que “la proclamación de un candidato en un determinado cargo no puede ser suspendida o controlada a través de una acción de amparo constitucional” según sentencias dictadas por la Sala Constitucional entre los años 2000 y 2013. Además, la Constitución establece en su artículo 200 que “los diputados a la AN gozarán de inmunidad en el ejercicio de sus funciones desde su proclamación” de manera que aún en el caso de que cometieran un delito, se necesitaría la autorización de la AN para que el TSJ pudiera enjuiciarlos. Así de simple.
Patadas de ahogado. Sientan, como ustedes lo hicieron sentir, lo que es ser minoría.