María Viviana Perozo de Aguirre, quien actualmente tiene 72 años, sufrió una picadura de un insecto extraño en el tobillo derecho el 6 de diciembre de 1967. Todo el pie se le hinchó, no podía moverlo.
Fue al médico quien le mandó a tomar antibióticos, pero no se le quitaba el dolor y la inflamación, solo se le calmaba cuando se acostaba. Al mover el pie el dolor era insoportable.
Le preocupaba su niño de tres años, porque no podía atenderlo. También tenía una niña de meses a la que estaba amamantando. Desde el 6 de diciembre las noches las pasaba en vela, no podía dormir porque el dolor se calmaba al acostarse pero no se le quitaba.
“Siempre me estaba doliendo estaba asustada porque era un como una picada de zancudo, se veía una pequeña costra, pero el dolor y la inflamación eran muy fuertes”.
Una noche, cuando no aguantaba el dolor, le exclamó a la Virgen que la sanara de aquel mal que le aquejaba. Se lo pidió por su niño de tres años (el mayor) a quien debía atender. En medio de la petición le ofreció una pierna de plata. “Estaba recién parida y mi hijo mayor era muy niño. Mi esposo trabajaba, estaba sola en la casa, tal vez no era el mejor momento para enfermar”.
“Le agradezco a Dios y a María santísima en la advocación de la Divina Pastora quien me salvó, porque al siguiente día milagrosamente me levanté, me puse de pie y pude caminar, sin sentir dolor. “Recuerdo que dije -virgencita santa por todo el amor que te tengo y como madre de Cristo que eres te imploro que me ayudes a sanar para cuidar a mi niño.También le pedí a Dios y al siguiente día, que era 18 de diciembre, me paré y no sentí dolor, milagrosamente podía caminar sin problemas. El 24 estaba bien, como si nada ocurriera”.
Expresa que al sanarse sintió mucho alivio emocional porque su esposo Euclides Aguirre, hoy fallecido, trabajaba todo el día y no podía ayudarla en los quehaceres del hogar.
En enero, cuando ya los malestares por la picada no existían llevó la piernita de plata a la Madre. “Virgen, te estoy cumpliendo la promesa, te agradezco porque me oíste y me sanaste”.
Hoy sus hijos Ana Teresa Aguirre Perozo, Juan Carlos Aguirre Perozo y Jovanny Aguirre Perozo tienen hijos y hasta nietos. Su madre pudo criarlos con dedicación y amor.
“Yo pensaba en mis hijos; no podía dejarlos solos, en aquel momento estaban muy pequeños. Agradecí a Dios y a la Virgen y traté de darle todo mi amor a los hijos, eso me ha hecho muy feliz”.
“Ya hace 38 años que el milagro ocurrió y siempre he sido devota de la Madre, pero siento que esa vez me salvó la vida pero con tan solo pedirle, eso sí con mucha fe, me sanó”.
Hogar consagrado
El hogar de María Viviana Perozo de Aguirre, en el sector La Cañada de Santa Rosa, fue consagrado a Cristo y a la Divina Pastora.
Todos sus hijos crecieron profesando una devoción extraordinaria a la patrona larense.
Sus tres hijos participan en las manifestaciones de la Virgen todo el año, en especial los 14 de enero, cuando la acompañan durante la procesión desde Santa Rosa hasta la Catedral Metropolitana de Barquisimeto.
Sus nietos han heredado esa intensa fe de los hijos, es decir que el amor por la Virgen ha ido de generación en generación dentro de los Aguirre Perozo.
Dice que la familia y su hogar tienen un manto de protección especial en la gracia de Dios y María.
Historia de una devoción
Coronación canónica
En el año 1956 el Vaticano autoriza la coronación canónica de la Divina Pastora. ¿Pero qué significado tiene? La Santa Sede autoriza este acto solemne a la imagen mariana o religiosa que goza de profunda veneración entre los hijos de Dios, cuando se comprueban numerosos milagros concedidos gracias a su intercesión.
La coronación ocurrió en el centenario de la visita de la Excelsa Patrona a la ciudad de Barquisimeto. De las visitas de la Madre, sobresale también cuando fue inaugurada la nueva iglesia Catedral de Barquisimeto, en el año 1969. En este sentido, el padre Pablo Fidel González, párroco de la principal iglesia local, expresa que desde su nombramiento, en el año 2012, viene trabajando en la promoción de una verdadera devoción por la Bienaventurada tanto en la Catedral como en los templos que visitará posteriormente hasta el sábado antes del Domingo de Ramos.
“Hacemos una vigilia de oración hasta la medianoche del día 13 de enero, como preparación espiritual para salir en procesión con la Divina Pastora. Asimismo, es necesario que las ofrendas o promesas hechas a la Virgen se transformen en obras de caridad, en aras de ayudar en las necesidades del prójimo”, sostiene.