Joven la mañana despierta el día con nuevos bríos, reencontrando al ser con un fresco amanecer, en la esperanza de un futuro con retos distintos.
Optimismo es la decisión asertiva en la búsqueda de tus derroteros, sentirte a gusto con tus aspiraciones, con lo que inspira tu vida y alienta tu existencia, en la concepción de que Dios coloca en tu camino lo que imaginaste.
Soñar es el principio de otro comienzo, lleno de sus peculiaridades con la convicción de materializar los anhelos de tu alma, que abordarás tu destino con la certeza de emprender lo más noble de tu pensamiento dando respuesta a aquello que inquieta tu esencia.
Entender que la madurez se alcanza con cada paso hacia ella, sin miedo a las experiencias que envuelve por ser campo fértil para el aprendizaje de las vicisitudes de la vida.
Las cosas vistas desde su mejor arista, es una forma entusiasta de proyectar tu realidad, de asumir desde la diafanidad que en ti se conjuga la tierra prometida.
Indiscutiblemente los lazos que mantienes con el creador del universo, te proveen de la musa para anunciarle con orgullo “Al levantarme mi primer pensamiento es para ti.”
Meditar sobre tu existencia, por qué te has presentado con tu incomparable diseño y como un proyecto que tu te encargarás de terminar.
Atrás quedarán los engaños, las frustraciones, los sufrimientos, la gente que te hirió, quien no te valoró; todo eso será un asunto para el bote de basura y recuerda que la basura no se guarda en la nevera, porque no debemos alimentar nuestras almas conlos desperdicios que otros quieren dejar en ellas.
Riega tu espíritu con lo más sublime del amor, para quien eres trascendente en cada amanecer, trasformando el anochecer en una aurora radiante.