Venezuela en atolladero político que bloquea salida a crisis económica

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Venezuela está en un atolladero. La creciente confrontación entre el gobierno de Nicolás Maduro y la mayoría opositora del parlamento amenaza, según analistas, con ahondar la crisis económica y la tensión de una población urgida por la solución de sus angustias cotidianas.

La crisis institucional que estalló tras la instalación el martes de la Asamblea Nacional tiende a empeorar: la oposición desconoció este viernes la demanda de nulidad de las decisiones legislativas que pidió el chavismo a la justicia porque fueron juramentados tres diputados opositores que ellos impugnaron.

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Pero es la situación económica la mayor preocupación de los venezolanos, que, según analistas, dieron una contundente victoria a la oposición en los comicios legislativos del 6 de diciembre como «voto castigo» a Maduro.

«La agenda de la oposición, tumbar a Maduro, está muy alejada de las necesidades de nosotros y el gobierno solo quiere pelear. Nosotros queríamos que la situación mejorara, no que los problemas se agrandaran», dijo Esmeralda Rivas, una contadora de 40 años.

Con las mayores reservas petroleras del mundo, Venezuela sufre el desplome de los precios del crudo -fuente del 96% de sus divisas-, un déficit fiscal de 20% del PIB, 200% de inflación, severa escasez y una contracción económica del 6% en 2015, según cálculos privados.

    ¿Qué planea el gobierno?

Maduro presentará el martes a la Asamblea un decreto de emergencia económica para impulsar un «modelo socialista productivo» en este país ultradependiente de las importaciones, y dijo esperar el respaldo del «parlamento burgués».

Al reconocer la gravedad de la crisis, Maduro reorganizó su gabinete con un equipo económico encabezado por Luis Salas, un sociólogo defensor de la tesis de la «guerra económica» que el gobierno atribuye a empresarios de derecha para desestabilizar su gobierno.

«Estamos navegando en medio de una tormenta. La idea es sacar el barco y remar todos en la misma dirección y ponerlo en un horizonte estratégico, que es una economía productiva, no especulativa», afirmó Salas.

Poco antes de que el parlamento pasara a dominio opositor, Maduro se adjudicó por decreto la facultad de nombrar al presidente del Banco Central, que residía en el Legislativo.

Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica, teme que el desplome de los precios del petróleo -que esta semana cayó a 27,87 dólares por barril-, un reforzamiento del ala radical en lo económico y el conflicto institucional agrave la crisis. «Preocupante si hay medidas aisladas y no profundas, paños tibios» en busca de una solución, dijo a la AFP.

Economistas recomiendan eliminar el control de precios, unificar las tres tasas de cambio oficiales y aumentar el precio de la gasolina, casi regalada en Venezuela.

El «mayor peligro» es que «el gobierno crea que no puede asumir los costos políticos del ajuste y dé un paso adelante en el barranco», sentenció el analista Luis Vicente León.

    ¿Qué planea la oposición?

Durante la instalación del Legislativo, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) delineó su agenda centrada en presentar reformas económicas y en un máximo de seis meses una vía legal para cambiar el gobierno.

Para León, la oposición no debe olvidar que, aunque tiene mayoría legislativa, el gobierno posee un «blindaje institucional», con un poderoso Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -según la MUD regido por el chavismo- y el apoyo que el jueves le manifestó la Fuerza Armada.

«La oposición venía logrando una cercanía con los militares, eso se vino al suelo, ese retroceso es un punto crítico», opinó el politólogo Ricardo Sucre.

Desafiando al TSJ la MUD juramentó a sus 112 diputados -incluidos los tres que la justicia suspendió al admitir la impugnación-, con lo que reivindicó la mayoría de dos tercios sobre 167 curules.

«Se busca un enfrentamiento de poderes, este juego lo que quiere es ocultar la catástrofe en que vive el pueblo, desviar la atención del fracaso estruendoso del modelo económico», dijo este viernes el vicepresidente del legislativo, Enrique Márquez.

La MUD, a la que el gobierno acusa de querer «privatizarlo todo», plantea eliminar los controles a la distribución y venta de productos básicos, favorecer la inversión privada y liberar las fuerzas productivas.

Pero como una espada de Damocles penden las decisiones del TSJ sobre las acciones de la cámara, que el chavismo le pidió anular por haber posesionado a los impugnados. También su arbitraje en la pugna de poderes.

 ¿Polarización o diálogo?

En medio del conflicto, la gente está a la expectativa. «Está esperando a que le resuelvan sus problemas, pero si pasan los días y esto sigue así se exacerbará la tensión social», opinó Oliveros.

La analista Mercedes Pulido es optimista: «El espíritu de sobrevivencia es muy fuerte y se impondrá. El choque va a presionar un entendimiento».

«Pareciera que el juego se va a trancar, pero esto puede llevar a una relación tensa con reglas para dialogar. El jaque mate todavía no lo veo», afirma Sucre.

Por lo pronto, Gilma Vásquez, empleada doméstica de 63 años, dice haber votado para que «acaben las colas» en los supermercados, pero está «asustada de que nada vaya a cambiar».

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