El presidente Nicolás Maduro ha designado para encabezar la economía a un joven socialista, como parte de una serie de cambios en el gabinete.
El nuevo vicepresidente de economía, Luis Salas, de 39 años, tiene escasa experiencia de gobierno, pero promueve las teorías de control de precios y cambios que rigen la política económica venezolana desde hace 17 años.
Salas, como Maduro, sostiene que la inflación galopante y la recesión más pronunciada del mundo se deben al sabotaje de la economía por Estados Unidos en complicidad con empresarios locales. Y va aún más allá que Maduro al sostener que muchos de los problemas se deben a que el país sigue siendo demasiado capitalista.
Profesor en la Universidad Bolivariana, creada por el difunto ex presidente Hugo Chávez, Salas era relativamente desconocido, pero se conoce su ideario económico gracias a una gran cantidad de cartas abiertas y panfletos.
«La inflación no existe en la vida real», escribió el año pasado.
Añadió que los precios no aumentan debido a la escasez sino «por las relaciones en medio de las cuales se produce, que en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de lucro individual a través de la explotación del otro: el egoísmo».
La escasez de productos básicos y la inflación son la principal preocupación de los venezolanos, muchos de los cuales dedican horas cada semana a hacer colas para bienes cada vez más alejados de sus posibilidades económicas.
Cuando la oposición ganó por amplia mayoría las elecciones legislativas del 6 de diciembre, Salas en una carta abierta atacó a los «pragmáticos» del campo socialista que mencionaban la posibilidad de una devaluación, una medida que los economistas de afuera consideran un primer paso necesario para sanear la economía.
Algunos observadores creían que Maduro iniciaría algunas reformas económicas después que la oposición ganó una elección nacional por primera vez en más de una década, lo que preparó el escenario para un enfrentamiento político sin precedentes.
En los círculos opositores cundía la incredulidad el miércoles por la noche ante el nombramiento del nuevo jefe de la economía, y algunos conjeturaban que Maduro quiere destrozar la economía.
Desde la victoria electoral, la coalición opositora se ha dividido entre los partidarios de negociar con el gobierno y los que quieren iniciar el proceso de destitución del presidente. El mensaje que envía el nuevo nombramiento y la retórica combativa de los socialistas desde la juramentación de los nuevos diputados podría acallar las voces de los dialoguistas.
Maduro designó a otros intransigentes del régimen a puestos jerárquicos como parte de amplios cambios en el gabinete que, dice, son necesarios para proteger la revolución en una nueva era política.