La adjetivación viene al caso por las circunstancias que se vislumbran, no solamente en el caso de la universidad, donde generalmente los lapsos de estudio y la vida académica de cada estudiante, sus desvelos, logros y decepciones, están cifrados en el avance del tiempo y la pérdida de un semestre, por propia responsabilidad o por circunstancias ajenas, se percibe como irreparable o para ser más exactos, irrecuperable. La apreciación se enmarca en una referencia conexa y fundamental: la vida del país y la transcurrencia cotidiana de los venezolanos.
Hasta ahora, más allá de consabidas declaraciones oficiales que no superan el viejo formato enunciado por el presidente Chávez en más de una oportunidad, en ocasión de plantearse la revisión de las políticas gubernamentales en marcha, de cara a resultados no alcanzados y elecciones adversas, no se aprecia una estrategia clara, eficiente y efectiva, que permita vislumbrar la concreción de un cambio de timón realmente percibido así, es decir, un giro de 180 grados en la gestión gubernamental.
El revolcón, el sacudón, la vuelta al gobierno de calle y otros anuncios similares, en su momento, en medio de la guerra económica, política y mediática, no se tradujeron en medidas de esperado impacto social para contrarrestar la crisis de desabastecimiento que se tradujo en el voto castigo al gobierno y un serio revés a la implementación del modelo del socialismo del siglo XXI, adoptado a partir del 2006, para su aplicación en el ámbito nacional, estadal y municipal, según el Proyecto Simón Bolívar (2007 -2013), primero; y el Plan de la Patria (2013 -2019), después.
El seguimiento y el control de tales instrumentos de desarrollo, una vez más en la historia del país dio al traste con los objetivos del modelo postulado, poniéndose nuevamente de manifiesto los obstáculos que secularmente y, aun en las últimas dos décadas, han estado presente en la Administración Pública: burocratismo, clientelismo, populismo, nepotismo, militarismo, corrupción y rentismo. Tales elementos están profundamente acendrados en la cultura venezolana y los esfuerzos que por la vía educativa se hacen para desactivarlos, han sido poco efectivos, dado el juego de intereses presentes en cada época.¿Aisladamente, que significación puede tener la desincorporación del componente de la FAN de la gestión pública? Es la misma percepción que se tiene acerca de las medidas a cuenta gotas que se anuncian.
Ayer como hoy, la volatilidad de los precios petroleros, con el agregado del futuro que se anuncia para la energía fósil requiere de un esfuerzo de concertación de políticas en esta materia, similar o mayor al que se impulsa en el ámbito OPEP y no OPEP, para enfrentar las circunstancias económicas que padecemos. A largo plazo el reto es la sustentabilidad, pero hay que comenzar a construirla desde ya. Sin obviar, lo político, lo institucional, lo social, lo ambiental y la gestión.
El Parlamento puede elaborar leyes, pero el Ejecutivo es el encargado de aplicarlas. ¿Y los recursos de dónde saldrán? ¿Puede haber acuerdos mínimos en torno a la agenda legislativa ya anunciada? El punto de honor de Voluntad Popular indica lo contrario. Ahora, la “Salida es constitucional, democrática, institucional y pacífica”. ¿Acordamos acerca de la Ley de Producción Nacional?Es difícil. La continuación de la guerra económica garantiza el revocatorio. Parafraseando a Keynes, en el mediano plazo todos estaremos más depauperados. Pero, hay quienes juegan al Ave Fénix. Por lo espectacular, el próximo semestre es crucial.
