Sin saber para cuál ocasión lo usaría, las manos de Aida Torres fueron las encargadas de confeccionar el vestido que usó la Divina Pastora para el momento de la bajada de su trono.
Siempre soñó con crear para la Virgen a la que ha sido devota desde que tiene uso de razón, ya que viene de una familia muy católica que ha creído fervientemente en los milagros de la Pastora, amor que se ha ido desbordando con el pasar de los años a sus hijos, que hoy en día son padres y madres de familia.
Este es el cuarto traje que le hace a la Divina Pastora y su niño; el primero fue hace dos años cuando le pidió al párroco de Santa Rosa que le permitiera como pago de una promesa ante la enfermedad que estaba padeciendo su hijo de 52 años, quien sufría de vejigas en el cuerpo.
El padre Rafael Chávez le dio la oportunidad.
El segundo fue a petición de un devoto quien también decidió donarle un vestido a la patrona sentimental de los larenses.
El tercero fue creado en el 2014 y lo usó para el Encuentro Nacional de Jóvenes (Enajo) que se llevó a cabo en Barquisimeto en agosto del año pasado. Recuerda al verla tan resplandeciente no pudo evitar sentir emoción y ganas de llorar al ver como sus manos habían tenido la dicha de trabajar para la virgencita.
En esta oportunidad fue Carlos Flores, director nacional de la Pastoral Juvenil, quien le pidió que juntos le regalaran un nuevo vestido a la Divina Pastora.
En él la idea nació después del encuentro del Enajo que estuvo bajo su responsabilidad en un momento tan difícil por el que atravesaba el país, especialmente en lo social y en la desunión que se sentía entre los venezolanos. El 8 de septiembre caminaba por el centro de la ciudad, vio una tela que lo impresionó, “parecía un sol” y de inmediato supo que era el apropiado para un vestido de la Virgen.
Desde que el párroco una vez más aceptó la donación, la señora Aida comenzó a trabajar en el vestido en el mes de agosto.
Cada momento le pidió a la Virgen que la ayudara, le diera la creatividad, la paciencia, porque con la fractura que tiene en la mano izquierda a veces debía parar de coser. La fractura se la realizó durante una llegada de la Virgen a Santa Rosa hace dos años, cuando intentó verla de cerca y se cayó al pavimento, fue intervenida pero quedó con problemas.
“Antes de comenzar hacía una especie de ritual, le pedía a la virgencita que me acompañara y así lo hizo”, manifiesta Aida, quien afirma que el diseño se fue dando a medida que lo iba haciendo y se le ocurría junto a Carlos algún detalle nuevo que añadirle. No tuvieron dificultades con las medidas por la experiencia que ya tenía, más los modelos que la iglesia les facilita.
“Hermosa como la luna y resplandeciente como el sol, fue el nombre que decidí darle al vestido como así la hace ver.
Más allá de los detalles y accesorios que tiene es una muestra de amor”, cuenta Carlos en medio de su emoción.
El 13 de diciembre lo entregaron. Recuerdan que ante la impresión del padre por lo hermoso que había quedado el vestido se decidió que sería el utilizado en su bajada este 6 de enero.
Ambos manifiestan que la alegría ha sido grande y agradecen a Dios por la oportunidad que les han dado de formar parte en la historia de la Divina Pastora.
Ven con mucha satisfacción que cada año sean más las personas que acompañan a la virgen, no sólo el 14 de enero sino también en los días anteriores y en su regreso que eran muy pocos los feligreses que acudían.