La mayoría de los electores espera que ahora, tal como se les prometió, se resuelvan los problemas sociales y económicos que afectaron a nuestra vida en los últimos meses. Esos problemas tienen nombre y apellido: desabastecimiento, colas, alto costo de la vida, caída del ingreso familiar, deterioro de los servicios públicos -especialmente agua y electricidad-, inseguridad y un largo etcétera que todos conocemos.
La mayoría de los venezolanos está decepcionada con el Gobierno y muy ilusionada con el triunfo de la oposición. Apostamos porque la nueva Asamblea Nacional ayude a resolver estos problemas. Creo que ni el Gobierno ni la Asamblea están en condiciones de resolver los problemas socioeconómicos del país actuando cada uno por su cuenta y empeñados en mantener una guerra de guerrillas entre ambos.
El triunfo de la oposición no resuelve el problema fundamental de la economía venezolana, que es la falta de divisas.
Nos acostumbramos a vivir con excedentes fiscales cuando el barril de petróleo estaba a más de 100 dólares en el mercado internacional y el Gobierno no ha sabido qué hacer con el barril de petróleo a 30 o 40 dólares.
El aparato productivo interno ha sido destruido sistemáticamente. No estamos produciendo nada, solo petróleo y cada vez menos y cada vez más barato.
Resolver los problemas sociales y económicos del país requiere un gran acuerdo nacional en el que tendrían que participar: el Gobierno, la Asamblea Nacional, los empresarios, los trabajadores organizados y factores importantes del mundo académico.
No me atrevo a pronosticar cuánto tiempo durará la luna de miel de la opinión pública con la nueva mayoría. La gente quiere resultados, resultados tangibles, que se acabe el desabastecimiento, que se acaben las colas, que nos alcancen los reales para hacer el mercado y para atender los gastos familiares, que se acabe la inseguridad.
El Gobierno solo no ha podido satisfacer esas demandas; la Asamblea Nacional sola tampoco podrá, entre otras cosas, porque no tiene facultades para modificar la conducción de la política económica.
Después de las elecciones del 6-D sigue vigente la recomendación del papa Francisco a los venezolanos: unidad y diálogo. El presidente Macri, en su discurso de toma de posesión, dijo una frase formidable: “Llegó el momento de practicar el arte del acuerdo”.
Seguiremos conversando.
@EFernandezVE