España y América Latina han sufrido de un viejo complejo de inferioridad, pues se admite que nada de lo iberoamericano sea profundo y válido en materia de filosofía. Hasta Octavio Paz ha escrito que no hemos tenido movimientos intelectuales originales. Apenas hace resaltar a una figura solitaria: el español José Ortega y Gasset.
Un venezolano ha hecho cambiar esta perspectiva de sumisión a lo europeo, el Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, natural de Maracaibo en 1925 y fallecido en Caracas el 21 de diciembre de 2015. Se le considera el fenomenólogo más fiel a Husserl y Heidegger en la América Ibérica. Fue estudiante en Caracas y en Alemania, donde fue discípulo de Martín Heiddeger, doctor en filosofía en 1954. Enseñó en la Universidad Central de Venezuela y fue rector fundador de la Universidad Simón Bolívar.
Sus obras más conocidas son: La idea de estructura psíquica en Dilthey, Fenomenología del conocimiento, El problema de América, Ontología del conocimiento, El problema de la nada en Kant, Esbozo de una crítica de la razón técnica, Hombre y naturaleza, Fundamentos de la meta técnica, El ocaso de las universidades.
Admirador incondicional del pensamiento germano, Mayz Vallenilla piensa a partir de Heiddeger. En suFenomenología del conocimiento, expone fielmente de manera exhaustiva la doctrina de Husserl, afrontando muy especialmente el problema de la constitución del objeto. Su análisis de la gnoseología crítica de Husserl explora magistralmente un tema simplemente abordado por el maestro. En Ontología del conocimiento se refiere a Heiddeger, cuya doctrina del Dasein, el ser ahí, busca completar mediante una original gnoseología ontológica que invierte audazmente la fórmula cartesiana, por el llamado del Ser, proclamando: “Sum, ergo cogito”. El conocimiento se encuentra enraizado en la existencia.
En El problema de la nada en Kant parte de una laguna, observada en el filósofo alemán en la teoría del esquematismo, el sentido temporal de la nada no ha sido en absoluto percibido. Mayz Vallenilla trata de extraerlo recurriendo al testimonio de las cosas mismas, muestra que la nada no puede ser expresada, sino únicamente sentida. Estas páginas son de una singular profundidad.
Por otra parte Mayz Vallenilla se ha interesado en la civilización tecnicista y ha reflexionado profundamente sobre la razón técnica, la que puede realizarse en amor al prójimo. Intenta una nueva definición del logos que logre alcanzar el desarrollo de la ciencia contemporánea. Finalmente, el filósofo de Caracas ha meditado sobre la vocación de Iberoamérica, en la cual discierne una conciencia “preontológica” llamada a devenir una actividad auténticamente histórica, orientada a un porvenir incierto, pero portavoz de esperanzas.
La llamada América Latina no es en absoluto un pariente pobre de la cultura mundial con pensadores como Mayz Vallenilla. Su originalidad étnica, su geografía, su economía, su folklore, su literatura, sus artes tan específicas y sus desconcertantes vicisitudes políticas y sociales, así como su original pensamiento filosófico como el que Andrés Bello, Andrés Arturo Roig, Edmundo O´Gorman, Leopoldo Zea, José Gaos, Salazar Bondy y nuestro paisano Mayz Vallenilla nos han hecho pensar de manera radicalmente distinta.
Paz a su alma esclarecida.