Cardenales perdió un juego que no supo ganar. 15 en bases patentizan la extrema falta de remolque.
Turnos claves de Carlos Rivero y Héctor Giménez que no fueron positivos y con 13 inatrapables no se pudo pasar de un par de anotaciones.
Aparte de ellos, Querecuto, Orlando y Silva no corrieron las almohadillas adecuadamente, lo que contribuyó a la falta de producción.
Caracas solo conectó seis hit, pero Lara le obsequió 11 boletos, por lo cual los capitalinos también sumaron 11 estacionados en las bases.
Valga resaltar que la defensiva capitalina fue brillante. Henry Rodríguez le quitó un incogible a Rivero y evitó una rayita en el tercero. El campocorto Rondón se lanzó para arrebatarle otro cohete a De la Rosa en el sexto, sacando a Orlando en tercera, y Robinson se zambulló en el noveno con dos a bordo para robarle en el centro un extrabase a Maikol González.
Se perdió una buena salida de Osmer Morales, a quien le sonaron apenas un hit en 3.2 tramos, y en general un buen relevo hasta que apareció Peter Tago, con una salida infeliz, la única hasta ahora, en el peor momento. El norteamericano despachó dos innings fatales.
Dorante lo dejó mucho en el noveno, cuando mostró que no tenía nada en la bola y con tres a bordo Asdrúbal Cabrera liquidó con hit a la derecha frente a Bryson, un compromiso que le devolvió la vida a los Leones y le quitó el oxígeno a un equipo que había ganado seis en fila y al cual le cuesta rematar en la hora decisiva los compromisos y las clasificaciones.
Otras vez se arriba a un triple empate. Cardenales, que jugará a segunda hora, con el perdedor entre Caracas y Caribes, está obligado a revertir la historia reciente.
Al parecer, César Jiménez tendrá la pelota para tratar de hacer olvidar su negativa campaña. El chance está vivo. Ojalá no se vuelva a desaprovechar.