Soraje es una plácida aldea que en esos días de Navidad del año 1914 se preparaba con devoción a celebrar su Navidad.
Los vecinos con mucho entusiasmo y alegría parrandeaban cantando aguinaldos de casa en casa con tambor, cuatro y maracas. En la casa de la familia Rodríguez Mendoza, el día de Navidad, justamente 25 de diciembre, la fecha del nacimiento del Niño Jesús, que con las buenas nuevas del Salvador revolucionó el mundo.
Soraje se hizo entonces para los moradores un discreto y entusiasta pesebre; rodeados de la vegetación propia del lugar, mientras pacen las cabras y una que otra yegua y algunas reces, en el hogar de la familia Rodríguez Mendoza nace una niña blanca a la cual denominaran Natividad Ramona. Hoy, para todos los moradores de la urbanización: (doña Anita). La que a la fecha, en estas navidades decembrinas del año 2015, está cumpliendo felizmente junto a su familia 101 años de haber nacido. La alegría, como es natural para toda la urbanización y para sus allegados y familia es doble; bien porque estamos de navidad y bien porque doña Anita, gloriosamente, celebra más de un centenario de su existencia. Nosotros, desde esta columna, le deseamos con todo el afecto y alegría que disfrute espléndidamentey que la vida para ella sea buena y propicia.
La niña Natividad, como todo ser humano, fue creciendo al calor de sus padres, se hizo señorita y con ella la carga que a todo serle corresponde. Concibió dos hijos: un varón y una hembra. Y con todos los problemas que acarrea la vida los levantó. Pero, además, ha sorteado con toda disposición los mil y uno avatares y los años han transcurrido para ella como si el tiempo no existiera.
Aquella niña que acompañó en la fecha al nacimiento del niño Jesús, un 25 de diciembre de 1914, este 25 de diciembre de 2015, sigue tan campante restándole días al tiempo para sumarlos a la edad.
Que esta generosa y modesta señora, digna del respeto que le prodiga toda la vecindad de la urbanización. Se encuentra, como el niño Jesús, en plena celebración. Diciembre el mes más hermoso para la humanidad cristiana, para la humanidad que rechaza la comercialización del mes del nacimiento del niño Dios; que observa asombrado y resentido que ya no se habla en los medios de la navidades y que de modo intencionado se difunda el cursi anuncio: “felices fiestas”. Los medios en este sentido son muy dañinos porque parece que se han propuesto terminar con todo lo que signifique espíritu, sentimiento, tradición, costumbre.
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