Abarrotado de compradores lució el mercado de la cooperativa Cecosesola este lunes, en parte porque no laboró durante el fin de semana, sin embargo, la venta de productos regulados motivó a miles a realizar un sacrificio para obtener lo básico para el cierre de año.
En el área de víveres, se vendió a las personas cuyos terminales de cédula eran del 0 al 4.
Sin embargo, debido a la cantidad de personas desde la madrugada se permitió el ingreso sin tomar en cuenta la cédula y desde las ocho de la mañana se retomó el sistema por el documento de identidad.
Cerca de las diez de la mañana salió la señora Luisana León del Cecosesola con pasta, harina precocida, azúcar, arroz, jabón en polvo entre otros artículos regulados. Sólo tres productos le permitieron llevar por cada uno de los regulados. No tardó mucho en salir pues por su condición de persona con discapacidad le dejaron pasar sin realizar la tortuosa cola.
La alegría en el rostro de Bernabé Valera era notoria. LLegó a con el amanecer y dijo que hasta sardina y mortadela pudo comprar. Aunque llegó desde Yaritagua, estado Yaracuy, la bolsa que llevaba contaba con variedad de productos para las hallacas que hará para el 31 de diciembre.
Por otra parte, Eglé Mogollón decidió comprar sólo verdura y los ingredientes para las tradicionales hallacas navideñas, tanto a 150 el kilo como a 380 el kilo, según el área de feria.
Leonar Ojeda llegó a la una de la madrugada y a las diez de la mañana ya salía del lugar con “buenas hojas para las hallacas a Bs. 145 el kilo”. Le parece mucho más económico que en el mercado Terepaima.
Más temprano que el señor Ojeda llegó Mairelis Nieto quien aseguró estar en el sitio desde las doce de la noche del domingo. Reside en la Urbanización Alí Primera, al norte de la ciudad, e indicó que es necesario hacerlo por los productos regulados para abaratar costos.
En su casa sólo residen tres personas y la semana pasada realizó 50 hallacas, para lo cual mencionó haber gastado sólo Bs. 3.000 pues hace enormes sacrificios para conseguir todo regulado.
A las diez de la mañana habían repartido hasta el número 800, de unos dos mil que al parecer fueron repartidos para la compra de víveres.
