Según el doctor José Vicente Haro, presidente de la Asociación Venezolana de Abogados Constitucionalistas, “desde el punto de vista constitucional, la Asamblea Nacional, que salió de sus funciones el 15 de diciembre, no tiene facultad alguna para crear, como lo ha hecho, un parlamento comunal, ni estar convocando a nuevas sesiones ordinarias o extraordinarias”.
En entrevista concedida a nuestro colega Pacífico Sánchez, publicada en este medio, sostiene que esa figura, no prevista en el ordenamiento Constitucional, fue una de las diversas propuestas que estaban en el marco de la reforma vigente presentada por el hoy difunto Presidente Hugo Chávez, rechazada por el pueblo en el referendo que se hizo en diciembre del 2007.
El gobierno, desde la presidencia de Hugo Chávez y la de Nicolás Maduro, ha pretendido crear una especie de Estado paralelo al establecido en la Constitución, el cual estaría integrado por las comunas, los consejos comunales y organizaciones que han sido llamadas poder popular.
La operación, tramada por Diosdado Cabello, presidente del parlamento saliente, y segundo hombre de poder a través del PSUV, parece una nueva promoción de la violencia delincuencial multiforme que a lo largo de 17 años ha copado la vida cotidiana de todos los habitantes del país, en los campos, en los barrios, urbanizaciones, en las calles, lugares de reunión y en el propio interior de los hogares.
Fomento seguramente destinado a crear más zozobra en Venezuela, sobre todo a la hora de asumir sus puestos la nueva bancada del parlamento nacional, e impedir cualquier viraje que se le trate de hacer a la Constitución, quizás como venganza por la humillante derrota del 6 de diciembre, o porque en lo sucesivo, después de ostentar el poder, pasará a ser un diputado de cuarta categoría en un rincón del hemiciclo. Subió como una palma, y cayó como un coco.
La supuesta izquierda chavista-madurista-cabellista, surgida hace 17 años en Venezuela como presunto proyecto revolucionario, inspirado, según ellos en las tres raíces, Bolívar-Simón Rodríguez y Zamora, ha venido vituperando la democracia de derecha, término ya en desuso de la política mundial.
Toda nuestra vida durante estos años de supuesta revolución ha estado regida, gerenciada, por un poder caprichoso tras la careta de cualquier institución legal con la creación de las comunas, consejos comunales, colectivos armados por el propio gobierno como “Alexis Vive” y Tupamaros, ect. La policía, los tribunales, las cárceles, la distribución de alimentos, el uso y adquisición de divisas, la construcción de viviendas, carreteras y calles, sacar de la aduana y nacionalizar importaciones, hechos a una voluntad etiquetada como “cambios sociales”.
¿Se pretende desmembrar al Estado Venezolano?
Dice el Psicólogo, Teólogo y doctor en Ciencias Sociales Alejandro Moreno, un hombre internado por décadas en los barrios de Caracas, que la delincuencia es el nuevo Estado en Venezuela, y ve con pesimismo el futuro del país, vaticinando que, “si no hay correctivos, pronto desapareceremos como sociedad”.
Ya hay zonas donde el Estado no puede intervenir porque los grupos armados y afectos al régimen no lo permiten.