Economía del sentido común

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Libertad, Emprendimiento y Solidaridad, es el nuevo libro de Roberto Casanova. Se refiere a un debate que en Venezuela es necesario y, además, urgente. Tenemos que generar crecimiento económico real y sostenido, con eficiencia productiva y responsabilidad social.
Prefiero los contenidos a las etiquetas, en el razonamiento de Deng Xiaoping: “¿qué importa que el gato sea blanco o negro con tal de que cace ratones?” Con la Economía Social de Mercado, explicada por Casanova en diez lecciones, como con casi todo, interesa más saber qué es, antes que precisar qué no es. Hace tiempo me di cuenta que lo que más importa es la sustancia y no las diferencias.
Libertad para vivir la vida digna de llamarse, en propiedad, humana. Emprendimiento para que se cumpla la “función empresarial” cuyo proceso creador, según Casanova, consiste en “articular recursos productivos de diversa naturaleza (mano de obra, tecnologías, activos físicos, capital de trabajo, etc.) y competir con otros proveedores en calidad, oportunidad y precios”. Y Solidaridad para: Primero, garantizar a los sectores rezagados los medios para vivir dignamente “y que a nadie se le coloquen obstáculos arbitrarios que le impidan perseguir sus objetivos…” y “Segundo, evitar que surjan, como consecuencia de desigualdades insoportables, dinámicas sociales y políticas que atenten contra la armonía social.”

“La Economía Social de Mercado es economía del sentido común” resume certero el autor, precisamente cuando nos está hablando de la experiencia. Porque no hay nada tan rebelde a la imposición y el artificio como la vida real. Si lo sabremos los venezolanos de este tiempo que asistimos, una vez más, como lo ha hecho la humanidad reiteradamente, al colapso de los dogmas.
Esta propuesta, que en realidad es un sistema económico y social sensato y flexible, tiene para nosotros dos valores cuya significación no es posible exagerar.

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El primero es que ha funcionado. En la práctica. Es teoría experimentalmente comprobada. El otro es que en ella pueden encontrarse, sin dificultad, no solo los demócratas cristianos pues Adenauer y Erhard le dieran nacimiento en la reconstrucción alemana de la segunda postguerra. Está en el programa de la CDU el lema “Tanta iniciativa privada como sea posible, tanta actividad estatal como sea necesaria”. Sencillo en su claridad. También los liberales, cuyos exponentes germanos contribuyeron a desarrollarla desde el gobierno. Así mismo, caben en ella, naturalmente, los socialistas democráticos. En entrevista de marzo para El País de Madrid, Felipe González ha dicho “La economía social de mercado, que es la seña de identidad de Europa, no es un modelo fijo, es un objetivo permanente. Pero tienes que utilizar los distintos momentos de la historia. Yo defiendo la economía de mercado, eficiente y competitiva como el único instrumento para hacer de verdad, más iguales las oportunidades de la gente”.

Y si algo hemos aprendido a valorar los venezolanos es el encuentro en la Unidad. Aquello que nos acerca y que es capaz de unirnos. Porque la Unidad no cumple su propósito con un triunfo electoral. Apenas comienza entonces su tarea que es ardua, larga y decisiva.
Feliz Navidad, amigos.

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