Al hacer un recorrido como todos los años por los campos de mi país especialmente el villorrio donde nací, Volcancito, en cada recorrido hay algo nuevo que me gusta ver y escuchar.
En este recorrido reciente me encontré con un pariente lejano, años sin vernos; esto causó alegría para ambos y nuestra conversa fue una especie de entrevista periodística. Es un maestro de escuela jubilado de la época de que los maestros eran maestros de maestros, de esos que ponen en práctica lo que decía Karl Popper: “Aprender a leer y en grado menor y a escribir son sin duda los mayores acontecimientos en el desarrollo intelectual, no hay nada igual que pueda compararse”.
Esa es la noble tarea de un buen maestro, enseñar y enseñar para que la juventud esté informada del diario acontecer y más hoy cuando por obligación todos estamos atentos a los análisis políticos y económicos del país y del mundo; pues me decía este maestro: Yo jamás pensé que tantos jóvenes que ayudé a formar iban a ser parte de los tropiezos e inconvenientes que está sufriendo el país. La enseñanza fue toda buena, de honestidad, trabajo, dignidad, evolución en positivo y no revolución en negativo.
Es el caso, me dice el maestro, que todos y todas las parroquias vecinas estábamos muy preocupados y a la vez asustados y hasta desilusionados; llegamos a pensar que Dios nos había abandono hasta que llegó el seis de diciembre. Ha sido un jolgorio hasta para los que estaban bien cómodos; sabían que ese desorden sin control no aguantaba mucho y en el fondo también querían el bien para todos, ya que en nuestro país no hay gente mala, que algunas veces nos equivocamos o se equivocan quienes manejan al país y pagan los que menos tienen culpa, pero pienso que todos unidos saldremos adelante; hay que continuar quitándonos esta incertidumbre que nos mantenía agobiados y depresivos. Llegó un momento en que pensamos que todo lo que esperábamos podría ser malo y un freno para todos, sobre todo para la gente de trabajo y bien pensada que no puede hacer nada. Si unidos tuvimos éxito también unidos todos encontraremos la paz, el respeto y la prosperidad para todos sin exclusión.
Como habla este amigo maestro, que sin mucho ruido hace llegar los mensajes de paz, unión y prosperidad, todos debemos de estar agradecidos profundamente, porque a pesar de ser golpeados en el transcurrir de la vida es de esas personas “que hacen que la vida palpite a un ritmo más intenso y vigoroso”; y sigue el maestro hablando cuando me dice: Mire, pariente, jamás pasó por mi mente que después de mi jubilación y de mucho trabajo y avanzada edad, mis hijos ya todos encaminados, mis nietos y sobrinos les pasó por la mente que lo que venía era pura alegría y paz, todo fue una pesadilla, por ello cada día me convenzo de que la vida es lo que le está pasando a uno mientras que se esté ocupado en otros proyectos.
El maestro continuó hablando, quién iba a pensar, pariente, que sobre todo aquí en el campo que humildemente nunca nos faltaba nada, hoy estamos careciendo de un kilo de caraotas, harina, aceite y todo lo indispensable para alimentarse. Otra cosa, pariente, la medicina, ropa, zapatos incomprables y todo lo que uno necesita es un viacrucis poder encontrar y una vergüenza no poder sufragar los mínimos requerimientos a la familia. Eso es más fuerte, pariente, para los que no tenemos culpa ni hemos sido una carga, tenemos el derecho a preguntar adónde fue a parar ese realero que como miembro de esta sociedad tenemos derecho a saber. No se preocupe más, maestro, ya estamos a la salida del abismo con la ayuda de Dios.
Para todos les deseo una felices pascuas y un prospero año nuevo a mis lectores propietarios, directores y a todo el personal que labora en tan prestigioso diario como lo es EL IMPULSO.
Unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país….
@JGMendozabarqto