Esta es la décima octava navidad que los venezolanos vivimos llenos de incertidumbre. Hugo Chávez ganó su primera elección en 1998, y desde el mismo momento de esa elección y por las declaraciones posteriores del personaje, hubo gran incertidumbre en densos sectores nacionales. Ciertamente despertó esperanzas entre algunos, pero siempre arropadas en la incertidumbre de lo desconocido y de las actitudes que asumía el nuevo presidente en sus primeros pasos. Los años siguientes fueron cada vez peores. Nunca mejoró el ambiente político nacional. Las crisis parecía que recrudecía en los últimos meses de cada año y el país caía en un pesimismo inusual en el venezolano.
Nunca hubo diálogo o cuando se intentó, se frustraba por la conducta insincera de un régimen que siempre fingió querer dialogar, pero cuya intención fue perpetuarse en el poder a como diera lugar. Este año diciembre comenzó con el clamoroso triunfo de la Unidad Democrática. Triunfo inobjetable, claro, contundente, amplio, recorrió todos los estado del país. Al comienzo pareció que el gobierno aceptaba su derrota, pero a medida que han pasado los días, el régimen ha ido comportándose bien lejos de lo que es la conducta de un demócrata. Se anuncian impugnaciones temerarias, designaciones extemporáneas de un nuevo TSJ por parte de una Asamblea Nacional cuyo periodo constitucional termina en apenas unos días. La Asamblea Nacional elegida en 2010 ya carece de legitimidad, está elegida una nueva Asamblea Nacional con una alta participación de votantes y por tanto no debe haber decisiones de la Asamblea Nacional que termina. Sería una burla a la Constitución Nacional, a las leyes que rigen la materia y a la voluntad popular, máxime si tomemos en cuenta que a los magistrados no se les ha vencido su periodo, se les vence el año que viene, designar, en estos últimos días de funcionamiento, un nuevo TSJ obsecuente al régimen. Eso sería nada más y nada menos que ponerse de espaldas a la voluntad popular que tanto dice el régimen respetar.
Navidad es tiempo de esperanzas, los venezolanos hemos querido vivir esta navidad llenos de esperanzas, queremos que la realidad nacional cambie y cambie para bien. Queremos más democracia, mayor participación de la sociedad organizada en las decisiones que se tomen y respeto absoluto a la Carta Magna y a las leyes válidas de la república. Jesús vino al mundo a redimir al hombre pecador, el rebelde que desobedeció a Dios, su propio creador. La encarnación del Hijo de Dios abrió de nuevo el camino hacia el Cielo al hombre pecador y esa encarnación en el seno virginal de María, es motivo de gran alegría y esperanza a la raza de los hijos de Dios que somos todos los seres humanos. Tenemos esperanza en esta navidad, de un futuro mejor para nuestros hijos, nietos y las nuevas generaciones de nuestra Patria, nadie ni nada podrá quitarnos esa esperanza ni arrebatarnos ese futuro mejor. Feliz Navidad para todos. Regresaré el miércoles 13 de enero con estos comentarios semanales. Me despido hasta entonces. Viva Venezuela