Más allá de la enorme demostración de civismo que dimos los venezolanos el 6D, sería conveniente analizar lo que estaba en juego en ese proceso comicial y también las consecuencias que tendrán los resultados obtenidos en ese grandioso acto de soberanía. En primer lugar, derrotamos un proyecto hegemónico de carácter continental que afinca sus raíces en el llamado Foro de Sao Paulo y cuyos principales exponentes son el chavismo, el kirchnerismo y el lulismo.
Afortunadamente la ley del péndulo ha venido cumpliendo su tarea y así, Argentina dio un vuelco hacia un gobierno conciliador que exhibe una propuesta incluyente, menos sectaria y ojalá más decente, moral y éticamente. Brasil se debate en estos momentos entre los dolores de parto de donde esperamos que nazca un mejor sistema de gobierno y, Venezuela, acaba de retomar su papel de faro que irradia luz democrática por todo el continente americano.
Con la elección de esta AN se debería poder rechazar el arriendo de nuestra soberanía expresado en la entrega a otros países de nuestra información de seguridad y defensa nacional. Las materias rechazadas por los venezolanos en el referendo del 2007, que han sido introducidas subrepticiamente por el gobierno a través de leyes de carácter inconstitucional y los conceptos tales como Estado socialista, proceso revolucionario, unión cívico-militar, estado comunal, todos ellos deberían lucir, a partir de enero, el siguiente epitafio: Aquí yacen los restos de quien no supo entender el significado del concepto Soberanía Popular
El acto del 6D derrotó la impunidad conque algunos funcionarios actúan, creyendo que el país es una gran hacienda donde los caporales disponen de las arcas del Estado sin tener la obligación de rendir cuentas de ello; restableció el equilibrio democrático y disminuyó el poder que habían adquirido algunos sectores que, hasta ahora ,parecían intocables. En los pasillos de los entes públicos, algunos deudos de la revolución se secan las lágrimas y entre las brumas del knockdown se preguntan quién es el culpable de su derrota.
Recuerdo una anécdota que me contaron. Previo a la celebración del plebiscito de 1952, Pérez Jiménez recibió esta información: “Presidente, en Machiques es imposible que perdamos, hemos regalado de todo y tenemos 30 días dándole sancochos gratis a la gente”. Los resultados demostraron que el dictador no había obtenido ningún voto. El pueblo había entendido que era lícito disfrutar los beneficios, solo que su voluntad de cambio debía permanecer intacta. Cualquier semejanza con la actualidad es una mera coincidencia.
@alvareznv