El regreso a los cuarteles

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La historia se repite. Los militares en el poder quiebran a los países, cuando ya no hay dinero en el erario público, regresan a los cuarteles. Se lavan las manos. Ocurrió en Uruguay, Argentina, Perú, Paraguay, Brasil. En Chile fue un referéndum lo que los obligó a volver a su oficio. Venezuela y República Dominicana son casos de gobiernos legítimos derrocados por el militarismo. Lo anunciado por Nicolás Maduro la semana pasada en visita a las guarniciones, fue una exigencia de las capas medias de la fuerza armada para recobrar la institucionalidad y deslindarse del desastre del chavismo.

Chávez y Maduro se han mantenido en el poder sobre la base de corromper la camarilla militar que los sostiene, denunciada por negocios sucios de todo tipo. Hemos tenido 17 años de gobierno militar. Han sido ministros, gobernadores, embajadores, banqueros, han manejado las divisas, los pusieron a vender pollos y verduras. Quebraron el país, es lo que un autor llamó “La nómina del fracaso” que puede verse en google.

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Los militares tenían los ministerios con más fondos y responsabilidades. Eran dueños de la economía, finanzas, banca pública, energía eléctrica, transporte acuático y aéreo, industrias, alimentación, el hábitat y la vivienda. Han tenido el Ministerio de Interior y Justicia. Han dispuesto de 401,8 millardos de bolívares, en los últimos meses. Según Eduardo Semtei dispusieron todos estos años de 1.280.208.000.000 dólares. O lo que es lo mismo han manejado 1,28 billones de dólares. Dejan a Venezuela en la ruina.

Es que la política requiere un adiestramiento que la vida militar no proporciona. Dice Jorge Luis Borges que “en los cuarteles a los militares se les enseña a mandar y a obedecer y eso no tiene nada que ver con gobernar”. El mayor mal que le hizo Chávez a la Fuerza Armada fue hacerles perder la capacidad de ver el grave momento en que los comprometían. Deformándoles la verdad de lo que ocurría, comprándolos con aumentos sucesivos de sueldos, carros chinos, préstamos y hasta humillándolos con la presencia cubana en los cuarteles.
La cuestión militar es más grave de lo que se piensa. Hay que aclarar si los que regresan a los cuarteles son los militares activos y qué va a pasar con los militares retirados en puestos de gobierno. Debe recuperarse el honor de las Fuerzas Armadas de Venezuela acusadas indiscriminadamente de estar comprometidas con el narcotráfico. Generalidad inaceptable. Oficiales sobrios deben pasar a comandar los cuarteles. Es prioritario aclarar lo que ha sido la compra de armas a Rusia y China.

Rocío San Miguel, la venezolana más capaz en asuntos militares, cree que la FANB permanece unida y se pliega a la opción real de poder, sabe reacomodarse, es una institución más pragmática que idealista. Y no le gusta ser árbitro en los problemas de orden público. No obstante, la necesitamos y por eso decimos: Dios salve a la Fuerza Armada, necesaria para la defensa.

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