Como cada año, monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, visitó EL IMPULSO para dar la bendición al rotativo y enviar su mensaje de navidad y buenos deseos a todos los larenses. Durante la visita reflexionó sobre el renacer de Cristo en los corazones, manifestado en amor, paz, unión y justicia.
En prelado de la Iglesia católica reflexionó sobre la situación de Venezuela y lamentó la actitud de venganza y castigo al pueblo que ha asumido el gobierno. “Se está encaminando a un revocatorio que creo que pudiera convertirse en un ´revolcatorio` en virtud de esa actitud de venganza inhumana, en vez de aceptar que perdieron por su mal proceder, el fracaso”.
Para monseñor, hoy ha cambiado la visión del gobierno hacia el país y la población que lo eligió.
“El pueblo ya no es el soberano para el gobierno como solía serlo, sino un conjunto de esclavos traidores. Se molestan ante quienes pensamos distintos, se sienten excluidos, pero ellos son quienes han excluido”.
“Siempre en una sociedad se debe respetar a quien piensa distinto y ellos se equivocaron, por eso el pueblo votó en su contra, y de no cambiar sus ideas marxistas nunca más tendrán oportunidad”.
Sobre la Ley de Amnistía comentó que es justa y necesaria porque no es posible que se tenga a tanta gente encerrada en la cárcel, tan solo por pensar diferente. Agregó que quienes están en el poder actúan de manera ilegal queriendo instituir una asamblea paralela parecida a los gobiernos regionales y agregó que eso se debe acabar.
Para monseñor en Venezuela, debe haber justicia, acabar con la impunidad; y eso pasa por exigir cuentas al gobierno.
“Se debe exigir y hacer justicia aunque esto signifique la cárcel, para quienes hoy desde el poder violan el estado de derecho”.
Desespero
Percibe en el gobierno un signo de desespero porque para él, “Dios y el pueblo les dieron una lección”.
Considera que la división, que es característica del comunismo, y que nada tiene que ver con el cristianismo, la sembró el régimen disfrazada de lucha de clases sociales, dejando en la población el odio y el desprecio por el prójimo. Reconoce que llevará su tiempo reconstruir la unión, pero destacó que Venezuela siempre ha creído en la unión y la solidaridad.
Sobre los señalamientos de relaciones con el narcotráfico, refirió que se debe esperar a las investigaciones y que es un punto característico de los regímenes despóticos dedicarse al narcotráfico para crear la plataforma económica que los mantenga en el poder. Cree que ante una denuncia de narcotráfico tan cercana a un presidente hay varias opciones a las cuales optar como la renuncia o el revocatorio.
Libertad vulnerada
Siendo un religioso de oficio, dice que en sus oraciones diarias pide a Dios una Venezuela productiva, próspera y en libertad, porque cree que ésta está vulnerada, pues la gente no puede pensar distinto sin que la encierren en un calabozo. “Esa es la razón por la que hay tantos presos políticos”.
Cree que esa libertad limitada no obedece a una democracia saludable sino más bien a un “vil despotismo”, pero expresa esperanzado en que solo faltan días para que todo cambie, pues está seguro de que el país cambiará a partir del 5 de enero de 2016. “Existe una cuenta regresiva para el gobierno y por eso la angustia”.
Descarta completamente el mal presagio del autogolpe porque confía firmemente en las Fuerzas Armadas que para él ya mostraron su apego a la constitucionalidad el pasado 6 de diciembre. “Ellos quieren seguir siendo la fuerza que defienda nuestra soberanía y no los ‘vende pollos’ que los han querido convertir. Dios rechaza los despotismos y lo que se está gestando es la obra de Dios, el pueblo está indicando el camino que quiere y esta vez coincide con la voluntad de Dios”.
Expresó que los regímenes como el instaurado actualmente en Venezuela son la antítesis del cristianismo porque se trata del comunismo que lo destruye todo. “El cristianismo habla de la unión de todos en torno al cuerpo de Cristo, e igualdad, mientras que el comunismo se enfoca en la división social y la concentración del poder y la riqueza en manos de los pocos que integran un gobierno”.
Está convencido de que el rol de la iglesia siempre es buscar caminos de reconciliación desde la justicia, la verdad, la igualdad y la paz. Cree que cuando Venezuela vuelva alcanzar ese ideal seguirá siendo el gran país de siempre.
Fracaso político
Para monseñor López Castillo es inhumano las largas colas que deben hacer los venezolanos para conseguir los alimentos básicos y las medicinas. Piensa que las colas y la escasez son manifestación típica del comunismo.
“Se trata de un ´vil fracaso` porque a quienes votaron en contra del régimen tampoco le dan medicina. A quien votó en contra lo castigan, no le dan taxi, medicina, alimentos”. “Hablan de ser humanistas pero esto no es de humanistas es de tiranos, déspotas y miserables, pero el pueblo en su momento les pedirá cuentas”, expresó.