El grado de impunidad que existe en el país es lo que ha llevado a que se incrementen los delitos. Las personas no confían en un sistema judicial que no le da respuesta y los hampones saben que pueden actuar a sus anchas porque no serán castigados.
El robo es uno de los delitos más comunes y que ha existido durante épocas, pero que ha agarrado fuerza y han tenido un pasaje a la violencia, explica Roberto Briceño León, sociólogo y director del Observatorio Venezolano de la Violencia.
En Lara los principales móviles de los homicidios son el ajuste de cuentas y la venganza, pero la resistencia al robo o morir en medio de un robo ha pasado a ser significativo en medio de las cifras negras, según comentan investigadores del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), los sabuesos expertos en materia de homicidio, manifiestan que el año pasado el porcentaje de víctimas por robo era 4%, ahora son 12%, si bien la estadística no es grande, para ellos es significativa y preocupantes, pues el porcentaje y las víctimas se triplicaron en tan solo un año.
Briceño León explica que dos aspectos se tienen que diferenciar: una es el incremento del robo, y la segunda las muertes vinculadas al robo.
Comenta que los crímenes se están cometiendo con mayor crueldad, consiguiendo una víctima del robo con más de cinco impactos en su humanidad y no se trata de que exista una relación con el criminal o algo personal, es que simplemente los jóvenes no miden la violencia, la están aplicando más cruenta, de forma desproporcionada, porque tienen poca experiencia. Han aumentado mucho asesinatos banales o simbólicos, los delincuentes comenten el robo y la víctima se molesta, los insulta o hace algún movimiento que los hace creer que estaba armado y debe defenderse o simplemente por banalidad, quieren sumarse más muertos, es una manera de conseguir prestigio, de darse a conocer como los más malos, asegura el director del Observatorio Venezolano de la Violencia.
El especialista explica que el malandro viejo sabía administrar la violencia, la utilizaba de forma funcional, para obtener lo que quería, sin víctimas que lamentar.
Impunidad empuja
Marcos Tarre Briceño, criminólogo y consultor de seguridad ciudadana, manifiesta que una de los elementos que contribuye a que la delincuencia se prolifere es la impunidad que existe: en materia de homicidio, 94 % de los casos quedan impunes. Briceño León comenta que las personas saben que no van a recuperar sus bienes, ni van a castigar a los delincuentes, pero el no denunciar hace que el círculo de la impunidad crezca.
Según estudios realizados en materia de violencia en el año 98, 43 % de la población había sido víctima del hampa de forma directa e indirecta y ahora es u95 % de la población.
Jóvenes delinquiendo
Entre 15 y 25 años es el promedio de edad que se encuentra los jóvenes sumergidos en grupos de delincuentes, lo que sí se puede observar es la incorporación de jóvenes de doce y trece años que están participando en bandas de criminales y son utilizados para cometer los delitos, comenta Briceño León.
En manos de nadie
Preocupados ante los índices delictivos en la región, diputados del Consejo Legislativo de Lara (CLEL) hicieron una reunión con representantes de todos los cuerpos de seguridad en el mes de julio del 2015, para ver de qué forma se podían reducir las cifras negativas que colocan a la entidad como una de las más peligrosas.
Representantes del Cicpc, tomaron la palabra y explicaron que no existían políticas de prevención. La carencia de patrullajes y funcionarios en las calles hace que los ciudadanos pasen a estar desamparados por el Estado, quien según establece la Constitución debe garantizar la seguridad del ciudadano, por el contrario el venezolano debe ponerse en manos de Dios.
Los sabuesos, más los representantes de Polilara manifestaron que una de las situaciones que los había llevado a salir de las calles era que tenían que desviar el personal a cuidar presos.
Porque las comandancias, así como delegaciones, destacamentos y comisarías se encuentran llenas de detenidos.
En aquel momento los investigadores expresaron: “No podemos tocar el tema de reducir los índices delictivos, mientras se tiene hacinamiento en las comandancias; el personal que debe estar dedicado a una investigación, o patrullando, simplemente tiene que dejar su labor de un lado y dedicarse a cuidar presos.
No podemos tapar el sol con un dedo, debemos de darle solución al asunto, porque nos está restando productividad”.
En aquel momento, diputados del CLEL, prometieron revisar el problema, se llegó a finales del 2015 y el hacinamiento sigue igual o peor.
Sube la protección privada
Para Roberto Briceño León, sociólogo y director del Observatorio Venezolano de la Violencia, las calles están descuidadas, no existe protección por parte de los cuerpos de seguridad. Los uniformados se encuentran cuidando cola, muchos dedicados a proteger edificaciones, personalidades y al final queda ciudadano de a pie desprotegido.
También se está viendo la migración de los efectivos, porque el salario que perciben es bajo para los riesgos que tienen.
Las personas buscando su propia protección así no sean personas adineradas están optando por la protección privada, porque no hay respuesta por parte del Estado, todo lo contrario, el pie de fuerza ha disminuido.
Otra de las situaciones que se percibe es que en el hogar se ha descuidado el castigo, al igual que en la escuela, dándole pie a ese joven que crece rodeado de violencia a que viva de ella.