No quiero dejar que pase mucho tiempo sin felicitar a los diputados electos por nuestra región a la nueva Asamblea Nacional. Una camada que promete y que, al ganar empuñando la bandera de la Unidad, también compromete con el cambio que quiere Venezuela. A los candidatos, ganadores o no, y a quienes hicimos campaña por ellos. La convocatoria de la responsabilidad es ahora mucho mayor.
A Luis Florido, María Teresa Pérez y Bolivia Suárez, a Alfonso Marquina y a Teodoro Campos por los circuitos. Y por todo Lara a Edgar Zambrano. Éxito en su gestión parlamentaria que debe ser al servicio de todo Lara y de toda Venezuela. Nunca me cansaré de decirlo, sin divisiones, sin exclusiones, sin discriminaciones. Todos ellos se fajaron duro y juntos, en equipo, se dieron por entero. Tienen las condiciones y el respaldo para ser excelentes representantes nuestros.
Y una palabra de reconocimiento para dos que por poquito no salieron y que mucho y muy bien trabajaron para merecerlo, Sobella Mejías y Roland Carreño. Me constan su esfuerzo, su dedicación y la acogida que lograron en una circunscripción que no era pan comido. También la solidaridad íntegra que recibieron, por parte de quien fuera nuestro nominado allí mismo hace cinco años, un independiente comprometido con la Unidad y con el cambio pacífico, democrático, constitucional y electoral que ésta representa para la nación entera. Hablo de ese duaqueño ejemplar de cuya amistad me enorgullezco, Julio Anzola.
Por otra parte, quiero dejar un testimonio. Si ciertas circunstancias de la política pequeña no se hubieran atravesado, podríamos estar celebrando que la lista unitaria hubiera elegido a los dos principales de Lara, con lo cual contaríamos en ese carácter con un parlamentario de la seriedad, calidad y laboriosidad de Guillermo Palacios. Es una verdadera lástima que no haya sido así y espero que como suplente podamos servirnos de su valiosa ayuda.
A los candidatos y sus equipos, a Macario y la MUD y a todos los partidos de la alianza, a la Fuerza es la Unión presidida por Rafael Marcial Garmendia, a los alcaldes, al gobernador Henri Falcón, a todos los que desde adentro y desde afuera dieron su parte, mi gratitud de larense.
A todos los municipios de Lara fui, acompañado por los amigos del Grupo Armonía, unidos de verdad a la Unidad, y para apoyar a nuestros candidatos en otras regiones recibí la energía de nuestra geografía física y humana de la vega de caña a la montaña de papa y café, del peladero y la resolana a la ciudad donde bullen trabajo y aspiraciones, del valle al potrero.
Los larenses, como todos los venezolanos, quieren cambiar el encono por paz y la pobreza por prosperidad. Quieren dejar atrás la escasez, la inflación, la cola. Es el reclamo de la agricultura en ruinas, de la industria disminuida hasta la agonía, del comercio empobrecido, y del ciudadano acorralado como consumidor en su libertad para comprar y ahorrar, y como persona en su libertad de vivir e ir a donde quiera por la violencia de la inseguridad. Hay que trabajar por ellos.
Y trabajar juntos. En Unidad. La Unidad nos trajo hasta este formidable triunfo. Y nos llevará más lejos, hasta los grandes cambios que el país necesita y quiere. La Unidad no tiene precio.
Ahora, cuando el pueblo ha puesto en manos de los hombres y mujeres de la MUD esta gran responsabilidad, es cuando la Unidad vale más. La conducción y sus estrategias para cumplir nuestro compromiso con los venezolanos, ameritan cohesión política y parlamentaria solo posibles en Unidad. El mandato de la realidad es claro como el agua y sólido como el diamante: Fortalecer, desarrollar la Unidad. Que sea cada vez mejor y más completa.