La inesperada magnitud de la derrota del Oficialismo el pasado 6D ha despertado los peores fantasmas que pueden asechar a todo sistema democrático. El no reconocimiento del triunfo del adversario en términos de respeto, la preponderancia del factor militar en el predominio de la institucionalidad, la aparición de traidores en cada esquina y su respectiva cacería, son todos factores que atentan contra la estabilidad de una democracia.
Como si se tratara de la escasez de muchos productos que hoy copa la cotidianidad de los venezolanos, estos últimos días han dejado la sensación del escaso respeto y entendimiento que tienen algunos factores del juego democrático. Un principio fundamental en la democracia es entender que hay quienes pueden pensar distinto, y que inclusive pueden no votar por la alternativa que se presenta. Para eso es el voto, es una forma de mostrar acuerdo o desacuerdo con algo, y no por pensar distinto en un momento determinado la persona es traidora, apátrida, o cualquier otro calificativo que busque amedrentar la libertad de opinar a través del acto electoral.
Por el contrario, lo que muchos hicieron el 6D, votar en contra de un proyecto en el que aún creen, requiere valentía. Lo ocurrido en muchos sectores del país es una demostración de libertad de pensamiento, más aún de conciencia. Está claro que para muchos la principal motivación ha sido el ahogo en una cotidianidad dura, que sin distinciones políticas golpea. Y es ahí, como se ha insistido, donde está el principal reto de los meses por venir, lograr sacar de la orfandad a una proporción muy importante de la población que hoy sin duda encuentra enfrentando un gran conflicto interior entre aquello en lo que creen y el fracaso de esa creencia en la realidad.
La Democracia y, especialmente, la Política debe ser la gran herramienta de los próximos meses. El país se encuentra en una situación compleja, en la que la sensación de triunfalismo de la MUD pudiera ser una niebla que impide ver la orfandad de un sector importante de la población, que al sentirse abandonado (de nuevo) termine sucumbiendo ante la desmovilización. Hoy está claro que el Oficialismo, a su manera amenazante, busca volver a traerse ese sector que en esta ocasión no lo siguió; ¿qué está haciendo la MUD para devolverles la esperanza? No es a través de formalismos parlamentarios que se construirá una esperanza, más aún cuando hay muchos que ya se preguntan cuándo verán un cambio real. Se debe recordar que ganó el voto castigo, pero que la identificación con un proyecto implica creer en él con pasión.
Twitter: @lombardidiego
