El mensaje está muy claro: el llamado del alto porcentaje de personas de nuestro país nos invitó a ser ciudadanos de primera y a conocer bien nuestros derechos y deberes, saberlos transmitir ante los demás en forma práctica, dando ejemplo y haciéndolo lo mejor posible y digno de ser imitado; actuar con prudencia, no dejar espacios para errores del pasado y hacerle honor a la a la acción que dé buenos resultados, trabajar mucho en aras del país, hablar menos y hacer más, “hablar pasito pero con un garrote en la mano”, como dijo Churchill, no para golpear a nadie sino para usarlo como batuta para dirigir el país con armonía.
Los indicadores económicos no se proyectan bien, se espera que el camino se despeje luego de ver la gran luz del túnel. La prudencia debe ser el principal indicador de que debemos ajustarnos por voluntad propia antes que ajusten a uno, esto como una forma de sobrevivir a la crisis.
Después de los recientes acontecimientos le ha vuelto el ánimo al hacedor, apartando a los deshacedores. Hay una invitación abierta de bienvenida a nuestro país, recibimos con benevolencia amor y alegría, nada más ni nada menos, así como los tan añorados e indispensables complementos de nuestras vidas como lo son la confianza, la estima, el derecho a pensar y hacer por sí mismo y no lo contrario, el respeto y el valor a la creatividad.
Todas estas aspiraciones jamás se quedarán en ilusiones, deben estar protegidas y blindadas por la unidad y el respeto, acompañadas por el deseo de devolverle al país con creces todo lo que nos ha dado. Esto, por el amor de Dios, lo deseamos la gente de buena voluntad. Es para todos y sin exclusión. Somos todos unidos que con hechos reales y positivos. Es juntos como debemos demostrar al mundo que sí somos capaces de ser creativos y vivir en simbiosis de hermandad donde seamos ejemplo de admiración y respeto ante el mundo y borrar eso que dijo Kotepa Delgado: “Estamos en tiempo de desprecio”, por favor ya no, eso quedó atrás.
A pesar de la crisis generalizada en que se encuentra el país, la voluntad de hacer las cosas bien está por encima de todo y eso es lo que hoy abunda: disposición de hacer de tripas corazones, como decía mi abuela; pero el país pronto se recuperará en lo moral, espiritual, sentimental y económico. Aspiramos a que más temprano que tarde sea eliminado de nuestro vocabulario la palabra crisis aguda por pequeñas dificultades solucionables, con ideas positivas que abran la puerta a la creatividad y donde todos aportemos para la salida al conflicto, confiando en la sabiduría de la gente de paz que son millones de gente de este país, que no desean más conflicto y añoran un hogar libre de peligro, un trabajo digno, abundancia para todos, un país respetuoso, respetado y próspero.
Lo lógico es desprenderse de lo que no funciona. Esto lo digo sin alusiones personales. Lo que ha pasado es válido para todos; que las cosas funcionen con ideas propias, con criterios firmes, uniendo esfuerzos. Yo soy lo que son mis acciones y al servicio de mi país. Todos aspiran a que el camino andado sobrepase lo que el país y su gente desea con ansiedad: a los legisladores a estrenarse, se les recuerda un mensaje que nos dejó Einstein, que hoy viene a la medida: “No podemos resolver los problemas recurrentes, con los mismos problemas, si lo que buscamos son resultados diferentes”.
Unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
@JGMendozabarqto
