Buen tajada en oriente. Deportiva y sicológicamente tiene gran importancia. Sacar dos victorias en Puerto La Cruz no es mandado fácil.
La fórmula fue atacar temprano y nada mejor que la llave Querecuto-Vargas que se viene consolidando en todas las órdenes del juego. Se embasaron al arrancar y luego de un largo sacrificio de Ravelo, el barquisimetano Carlos Rivero despachó su octavo vuelabarda de la campaña. Manny Correa llegó con 12.71 de efectividad y Lara lo sabía.
Un triple de Rubi Silva decretó la salida del abridor indígena y el relevo de los locales nunca pudo con un equipo que se destapó al despachar catorce inatrapables. Paulo Orlando fue colocado donde produce. Lo bajaron al sexto y sus tres conexiones fueron recias. Un jonrón de 400 pies por el medio y un doblete con las bases llenas para meter dos ayudaron a la causa crepuscular.
Edwin Escobar sufrió del mismo problema que lo azota siempre. Le dieron ventaja del cuatro y retiró el primer tramo sin complicaciones. Se descompuso cuando Phipps la botó y dio dos boletos con envíos muy errados. El juego no estaba para derrochar paciencia y Luis Dorante se lo llevó. Apareció el promisor Osmer Morales con otro esquema, tirando muchos strikes.
Una joya en el intermedio, la mejor de Cardenales en el torneo. Conjuró con dos en bases la amenaza en el segundo y entregó con dos tercios en el sexto. Cuatro tramos brillantes, una curva fenomenal, gran control y enorme disposición en el montículo. Los que siguieron, Bryson, Jiménez y Montoya, completaron 24 episodios de los lanzadores guaros sin permitir anotaciones. A estas alturas los triunfos valen oro y los reveses pesan una tonelada.
Ganar tres de cinco ante Caribes resultó un gran negocio y falta cerrar la gira con provecho en el Universitario con dos choques de alto voltaje, sobre todo el de mañana contra Leones del Caracas. Hoy Yoanner Negrín va por la reivindicación. Es un tirador muy bateado en recientes apariciones. Lara buscará que su experiencia permita empatar la tercera casilla.