Los analistas políticos coinciden en señalar, que la reacción del gobierno y especialmente la del presidente, a raíz de los resultados del 6 de diciembre, es inaudita, increíble, de una inmadurez propia de un infante malcriado. Eso de decir que ganaron los malos o castigar a la población necesitada de viviendas, con no construirlas porque no votaron por ellos, es de un totalitarismo, de una maldad, de una perversión y de un engreimiento personal solo visto en las épocas de las más crueles y lamentables dictaduras del mundo. A comienzos de esta semana, un personaje de los más conspicuos del régimen, amenazaba con tomar la sede de la Asamblea Nacional y no dejar entrar a los 112 diputados de la MUD, electos el 6D, en una de las elecciones de mayor participación popular que recuerda la historia democrática de Venezuela.
Un presidente demócrata, con talante conciliador y tolerante, con estatura de estadista, hubiera invitado a almorzar a Miraflores, al día siguiente de la elección, a los dirigentes más representativos de la MUD. Qué bueno hubiera sido para la salud democrática de Venezuela, ver a Jesús Chúo Torrealba, Henry Ramos Allup, Julio Borges, Henrique Capriles y a uno o dos más, reunirse en Miraflores con Maduro por invitación de éste, a fin de ponerse de acuerdo en una agenda legislativa común y conveniente a los grandes intereses nacionales. Pero no. No ha sido así. El régimen post electoral ha seguido con su mezquindad, su intolerancia, su prédica de odio, su violencia, su división. Muy triste esa actitud y no parece que vaya a cambiar. Será que el régimen no se da cuenta que por esa manera de ser de ellos fue que perdieron las elecciones? Si hubiera elecciones de nuevo este próximo domingo la derrota sería aún más aplastante.
Uno de los temas más emblemáticos planteados por los candidatos de la Unidad durante la campaña electoral, fue el propósito firme y decidido de aprobar una ley de amnistía. La amnistía es una de las instituciones más humanitarias en la legislación comparada. Se ha aplicado en Venezuela y está prevista en el Ordinal 5 del Artículo 187 de nuestra Carta Magna. Facultad exclusiva de la Asamblea Nacional. La amnistía no existe para fomentar la impunidad, al contrario, tiene como propósito hacer justicia cuando por razones políticas se atropella a los contrarios. Por cierto, Chávez gozó de un sobreseimiento, diferente a la amnistía pero con muchas semejanzas, por su felonía del 4 de febrero de 1992 y todos los que junto a él se alzaron, también fueron beneficiados. Hoy en día en Venezuela existen no menos de 50 casos de presos políticos que ningún delito cometieron. Le haría mucho bien a la república buscar la paz mediante este mecanismo. Maduro ha dicho que no promulgaría una amnistía, no hace falta, la Constitución Nacional establece que lo puede hacer el presidente de la Asamblea Nacional junto con los dos vicepresidentes. Que reflexione el régimen, Venezuela necesita paz, calma, cordura, unión, sensatez para salir adelante.