Quisiera bautizar el 6D como el “Día del Bravo Pueblo”. Con mayúsculas. Bravo de valiente. Bravo de aguerrido. Bravo de heroico. Porque ese Pueblo decidió ponerle un parado a la violencia. Al abuso. Al chantaje. Y usó la mejor arma de un ciudadano: el voto.
El Bravo Pueblo votó a pesar de las amenazas. ¡Hay que ver las presiones a las que fueron sometidos los empleados públicos! ¡Hay que ver las humillaciones por las que tuvieron que pasar los beneficiarios de las misiones! El Bravo Pueblo votó a pesar de los intentos de comprar sus voluntades y sus conciencias. Votó a pesar del ventajismo grosero y de las marramuncias en la campaña electoral.
El Bravo Pueblo votó como una manera de parar la corrupción. De exigir rendición de cuentas. Espero que no vuelva a firmarle a nadie un cheque en blanco.
Ese Bravo Pueblo votó sin ponerle atención a las voces agoreras que pronosticaron que “esto no sale con votos”. No lo paró ni a los gurúes ni los falsos profetas que aseguraban una nueva derrota. No se detuvo a escuchar a quienes promovían la abstención y clamaban por nuevas guarimbas o por un inaplicable artículo 350 de otra manera que no sea votando. El 6D el Bravo Pueblo aplicó el 350 con sus votos.
El Bravo Pueblo votó. Sí, votó, a pesar del temor de que Nicolás Maduro estaba dispuesto a “lanzarse a la calle” a desconocer la derrota anticipada en todas las encuestas.
Ese Bravo Pueblo votó. Y votó por la MUD sin creer en los cuentos de la guerra económica, la burguesía parasitaria, los escuálidos o Dólar Today. Sin escuchar a quienes decían que la MUD era muda. Ese Bravo Pueblo votó porque fue capaz de confiar de nuevo. Y los dirigentes se ganaron a pulso esa confianza. Ahora toca mantenerla.
Nuestro Bravo Pueblo salió a votar con fe. Con esperanza. Con mística. Con las mismas fe, esperanza y mística de aquel Bravo Pueblo que cruzó Los Andes para libertar a otros pueblos hermanos. Pero esta vez, lo hicimos para liberarnos nosotros mismos. De la falacia, de la intimidación, de las divisiones. Hoy podemos vernos de frente y reconocernos como lo que somos: venezolanos. Con los mismos deseos de vivir en paz, de tener prosperidad, de que lo que nos divida sea un partido de béisbol, como era antes, como estoy segura de que volverá a ser. Gloria al Bravo Pueblo… ¡que el yugo lanzó!
@cjaimesb