Para recordar: “Porque no faltarán pobres en la tierra. Por eso te mando que abras tu mano a tu hermano, a tu pobre y a tu menesteroso en tu tierra” (Deuteronomio 15:11).
Hace apenas unas cuantas horas, se dieron los resultados de las elecciones de diputados en Venezuela y quisimos esperar el escrutinio para terminar nuestro artículo. Aunque el boletín se dio bastante tarde de la noche, lamentamos que hasta el último minuto se jugó con el sentimiento del pobre o del menesteroso.
La elección del menesteroso, la elección donde participó el pobre, se hizo bajo una indescriptible presión: Se exigió el 1 por 10; se trató de distribuir comida barata en numerosos lugares para captar adeptos; se habló de los logros de unos 16 años, como el caso de la vivienda, que a la larga no son muchas, para las que se necesitan; se anunció que ganara quien ganara, quitarían las prebendas, “Misiones” y otros beneficios. En fin, por mucho tiempo se ha jugado con el hambre de los más necesitados.
Los medios repetían que “el pueblo salió a votar”. Bien o mal, hubo una masiva participación de un 74,25%, tal como lo habíamos mencionado en artículo anterior, que iba a ocurrir. Pero, no está demás decir: Que nadie, sea quien sea, debería jugar con la mala situación de las personas.
La página http://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview, señala lo siguiente: “El progreso ha sido más lento en las líneas de pobreza más altas. En total, 2.200 millones de personas sobrevivían con menos de US$ 3,10, al día en 2011, que es la línea de pobreza promedio de los países en desarrollo”. Eso equivale a unos 90 dólares mensuales.
No podemos obviar, que un alto porcentaje de venezolanos ganan diez (10) dólares mensuales (sueldo mínimo). Si esta cantidad la dividimos entre 30 días, nos da US$ 0,33 diarios. ¡Horriblemente más pobres de lo que dijo el banco mundial! para esa fecha. Entonces ¿Cómo ha tenido que hacer, el que no gana ni la mitad del sueldo mínimo?
Para “paliar” esta situación, están los que se eligen hoy, o los que gobiernan actualmente. Eso denota que hay que cambiar la economía para ayudar al país, aunque tengamos en contra la situación mundial; aunque consideramos el cumplimiento profético.
Por todo lo anterior, cuando Dios le dijo a Moisés, que el “menesteroso” siempre estaría en la tierra, también habló para otras épocas (hasta hoy); pidió que no se le descuidara en su alimentación o el sustento (texto inicial); que nadie lo explotara (Deuteronomio 24:14); tampoco lo despojara de lo poco que tuviese (Salmon35:10); que se le hiciera justicia y se le defendiera su derecho (Salmo 82:3, Proverbio 31:9).
Por su parte, Jesús seleccionó la figura del “pobre” para dar a entender lo que significa ser “pobre en espíritu”, cuando en sus Bienaventuranza (Mateo 5:9) les incluyó como herederos de los cielos. Todo pobre, entiende lo que dijo Jesús.
Cristo, con esas palabras, no promovió la pobreza como clase social. Estaba comparando al “pobre en espíritu”, y de los que tuvieren “hambre y sed de justicia, porque ellos serían saciados”.
Los beneficios sociales que se cambien o alcancen, son parecidos cuando las personas buscan y encuentran el reino de los cielos.
Haya ganado quien haya ganado, el reino de los cielo sería la elección del menesteroso espiritual, a quien Dios está dispuesto a entregarle todo, hasta la vida eterna.