Luis Dorante no tiene confianza en su bullpen y los hechos recientes lo respaldan. Quizá por eso, con dos en bases y dos outs en el séptimo, con cinco zurdos en fila no llamó a un siniestro para relevar al agotado Raúl Rivero.
El resultado fue un triple de Edgar Durán para voltear la pizarra 3-2. Y un daño como ese pesa una tonelada contra un club que hace rato no produce de manera importante. El piloto rojo ha buscado las carreras con toques de sacrificio y ha tenido que dejar a un lado su característico ataque en base a velocidad porque los grandes batazos están de vacaciones.
Anoche solo conectaron cinco hits en medio de ese slump general que, como ocurre siempre, no tiene una explicación lógica. Se cambió el lineup sentando a Maikol González e incluyendo a Guilder Rodríguez como segundo bate, jugando al mismo tiempo Noriega y Querecuto. Nada funcionó en esa quinta caída consecutiva, precisamente cuando se viajó a la región oriental, áspera a la hora de buscar triunfos. Ravelo y Pérez prolongan su sequía, mientras el equipo aguarda el regreso de Carlos Rivero el viernes en Barquisimeto.
Raúl Rivero una vez más lanzó bien y quizá demasiado. La defensa de Lara lo apoyó con varias jugadas de calidad, pero sin carreras el resto no funciona. Los bajones masivos generalmente no encuentran una salida fácil. Cardenales debe hallarla cuanto antes. Tres juegos debajo de .500 inquietan. Cómo dejar el letargo es la pregunta del día. Y César Jiménez tendrá esta noche la bola en la mano para cortar tajantemente la adversa cadena y salir del parque Nueva Esparta con cabeza en alto.