“Mi banda está conformada por cinco potes de pintura y mi arma es una pistola de pintura para trabajar con la aerografía”, dijo Oscalver Sanabria, esposo de Magdalena del Valle Rodríguez, de 27 años de edad, profesora que fue asesinada la mañana del 3 de diciembre en la calle 3 con vereda 14 de Cerritos Blancos, parroquia Juan de Villegas del oeste de la ciudad.
Sanabria se siente destruido, por todo lo sucedido, comenta que unos delincuentes le arrebataron al amor de su vida, pero aún así los perdona en el amor de Cristo.
Manifiesta que toda la información que fue divulgada cambió su vida, porque lo han involucrado con bandas a las que ni pertenece, ni tampoco conoce, asegura ser cristiano y una persona trabajadora, que tenía muchísimos planes con su esposa.
“Fue muy triste ver como muchos conocidos ni siquiera me dieron el pésame, me dieron la espalda porque me señalaron de ser el culpable. Yo ahora no hago más que preguntarme; ¿que fue lo que paso?, ¿por qué me la mataron?; realmente no entiendo, ella era una persona tan servicial, tan buena persona”, comenta Sanabria, al tiempo que muestras fotos y videos de su amada, para que observarán lo feliz que solía ser.
Teme que las bandas que fueron nombradas como presuntos involucrados en el crimen de la profesora, o en la que involucraron a Sanabria, tomen represalias contra su familia y con él, por ello no quiere salir, está pendiente de todo lo que pasa a su alrededor, su vida cambió totalmente, dice que ahora si parece un delincuente, porque se anda escondiendo.
Manifestó que el día que entregaron el cuerpo de Rodríguez, ni siquiera la pudo recibir, porque lo tuvieron más de dos horas en el Cicpc interrogándolo. Desmiente que se haya formado un tiroteo por la zona, y explica que la joven estudiante que fue herida, fue por el barrio El Coreano, a cuatro comunidades de El Caribe.
Aseguró que el velorio de la gente estuvo lleno de personas, aunque pudieron haber sido más, pero no se acercaron por temor. Contó que su féretro fue trasladado hasta el Liceo Creación, del barrio La Paz, lugar en donde impartía clases.
Con unas 150 firmas de la comunidad y en compañía de dos tías, dos primas y una vecina de la joven Sanabria vino a aclarar que no es un delincuente.
Espera que la justicia divina haga lo suyo, sabe que Dios se llevó a su amada porque necesitaba una manicurista en el cielo. Sin embargo mediante su fe se sigue fortaleciendo, para recuperar su vida de antes, aunque sin el amor de su vida, con la que tenía muchos planes, uno de ellos era terminar su local y en el mes de enero planearían tener un bebe.
Cree que su pareja fue asesinada por resistirse al robo de su vehículo y sabe que la situación de inseguridad está afectando a todo el país.