Juan Alvarado, con rostro que denotaba la agitación propia de realizar compras en condiciones particulares, había logrado este sábado, en dos horas, resolver la adquisición necesaria para el sustento de su familia con la compra de más de cinco productos regulados.
Llegó a las 7:00 de la mañana a un reconocido establecimiento, pues se enteró temprano que venderían leche, harina precocida, papel higiénico y pasta, productos ahora convertidos en los más deseados para garantizar la dieta diaria.
Astrid Pire tambié corrió con suerte al conseguir los artículos sin el acostumbrado control por número de cédula.
Dijo en su caso tratarse de una compra rutinaria de fin de semana, aun cuando muchos piensan normalmente en contar con suficiente comida por si en día de elecciones pasa algo.
“Yo no me acostumbro a las colas, pero estas oportunidades hay que aprovecharlas porque la reventa de comida es insoportable e insostenible. Claro, mañana son las elecciones y uno no sabe es mejor tener comida”.
Aseguró que hoy sería el día de cumplir con el deber de votar.
“No le rinde el tiempo”
Por otra parte, una profesora que labora en una Escuela Bolivariana (a quien se le resguarda la identidad) se quejó de que en la Zona Educativa no les dan permiso para comprar en la semana; trabaja hasta las 4:00 pm y al salir ya no consigue nada de productos.
“Cuando es por cédula la venta, no puedo comprar, tiene que ser como hoy, una suerte. Le hemos pedido que nos lleven Mercal o Pdval a las instituciones porque no tenemos tiempo de nada”.
Llevaba junto a su pareja bolsas contentivas de productos que no son necesarios mantenerlos refrigerados, en vista de presentarse una falla en el transformador, (en su vivienda en Tierra negra).
Clama constantemente por conseguir pollo, carne, leche, harina de maíz y mayonesa. Dijo que saldrá a votar hoy “bien temprano”.
Otra dama, quien tampoco quiso identificarse, admitió haber renunciado a la empresa para la cual trabajaba puesto que su jefe no le permitía ausentarse para comprar.
Ahora distribuye su tiempo mejor y se dedica al comercio independiente.
“Antes no me alcanzaba el dinero, porque tenía un sueldo limitado y por no poder hacer colas tenía que comprar a bachaqueros. Mañana (hoy) saldré a votar por mejoras para el país”.
Se organizan la familia
El grupo familiar del señor Juan Baldallo, si bien no se acostumbra a las colas, ha aprendido a organizarse mejor, pues cada integrante compra el día que le toca por cédula. Persiguen a diario la pasta, la harina precocida y el arroz. Además señalaron que saldrán hoy a votar sin falta.
Yamilet Rodríguez llegó al Cecosesola del este e hizo una compra normal de fin de semana. Hace el esfuerzo de buscar los productos más baratos y rendir el dinero. Sale a las 3:00 am de Chirgua para hacer las colas.
Afirma tener una especie de decepción política y no está segura de ir a votar.
Más optimista fue un ciudadano que no se identificó, pero a su salida de un establecimiento con bolsas en mano, manifestó que le alcanza el tiempo para hacer las colas.
Esperan carne
La carne es un producto básico para la mesa en tiempos de Navidad, sin embargo, en esta ocasión también es el más buscado y se cotiza a un valor elevado por la escasez.
En un recorrido por los alrededores del mercado Terepaima se constató que no está a la mano de los compradores el producto. Los encargados afirman que sigue escaso; en parte, no llega la mercancía porque no hay distribuidores y no les llega la mercancía.
En las carnicerías es más común conseguir cerdo o pollo; este último producto se consigue a 1.300 el kilo de milanesa.
Carolina de Rodríguez, consumidora, alberga la esperanza de hacer al menos 50 hallacas para Navidad, cuando a su esposo le cancelen la próxima quincena y si consigue los ingredientes.
