Las legislativas del domingo en Venezuela, en las que por primera vez se plantea la posibilidad de una derrota del oficialismo, podrían tener un impacto directo en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, un observador atento pero discreto de todo el proceso.
Diversos sondeos muestran a los candidatos de la oposición como favoritos en las elecciones que renovarán la totalidad de la Asamblea Nacional unicameral venezolana, aunque analistas apuntan que un cambio en las relaciones con Estados Unidos dependerá de la magnitud del eventual triunfo opositor.
Venezuela se rige por un sistema político presidencialista y los comicios parlamentarios, aún si considerados vitales por el chavismo y por la oposición, no amenazan directamente al gobierno del mandatario socialista Nicolás Maduro.
«Pienso que habrá que ver los números. El nivel de la victoria de la oposición definirá lo que pasará después de las elecciones» tanto internamente como en relación a Estados Unidos, dijo a la AFP Peter Schechter, experto del grupo de análisis Atlantic Council, de Washington.
Para el especialista, será necesario ver si la oposición logra una mayoría simple (84 legisladores) o una mayoría calificada (más de 101 diputados), porque se trata de escenarios con diversa influencia en un eventual cambio de dirección de la política exterior.
Cooperación y respeto a resultados
María Victoria Murillo, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Columbia, en Nueva York, dijo a AFP que la elección del domingo incluso abre la puerta a una «cooperación entre el legislativo y el ejecutivo» como forma de compartir costos políticos.
En ese mismo sentido, John Walsh, especialista de la Washington Office on Latin America (WOLA) comentó con la AFP que las elecciones «podrían brindar al presidente Maduro un socio en momentos en que se necesita tomar decisiones difíciles», especialmente en materia económica.
Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo padece una severa escasez de casi dos tercios de los productos básicos, una inflación de 200% anual (85% según el gobierno) y una contracción de su economía de al menos 6 puntos del PIB para 2015, según consultoras privadas y organismos como la Cepal y el FMI.
Eric Farnsworth, del grupo de análisis Council of the Americas (COA), dijo a la AFP que, más allá de los números, un elemento fundamental en cualquier escenario posterior a las elecciones será «el respeto de todas las partes a los resultados».
Un impacto en las relaciones bilaterales «dependerá de los resultados y también de la forma en que el gobierno reaccione a esos resultados», comentó.
Para Farnsworth, en caso de que el gobierno de Caracas considere que una crisis con Washington puede ayudar «en un período de volatilidad, las relaciones se deteriorarán, inclusive bastante rápido».
En este sentido, Murillo señaló que es necesario contemplar también un escenario en el que la oposición logre un muy buen resultado electoral, lo que llevaría al gobierno a radicalizarse y a acusar a líderes opositores de ser «una creación de Estados Unidos».
Observador atento
En cualquier caso, Washington claramente adoptó un perfil de discreción con relación a Venezuela, y analistas coinciden en que mantendrá esa postura durante el proceso electoral para evitar ser visto como un factor desestabilizador.
El presidente Barack Obama mantuvo un fugaz encuentro personal con Maduro en la Cumbre de las Américas Panamá, en abril, y posteriormente envió al diplomático Thomas Shannon a Caracas en un par de oportunidades para abrir un canal directo de comunicación que las dos partes parecen querer mantener abierto.
Que Washington se muestre tomando partido en la elección «sería un error», apuntó Schechter.
Las autoridades estadounidenses «dirán que la democracia incluye diversos puntos de vista y que una asamblea (parlamento) con mayoría de la oposición formaliza la expresión de múltiples opiniones. Hacer más sería una equivocación», dijo Schechter.
En la visión de Farnsworth, Estados Unidos «sería forzado a decir algo si hay indicaciones de robo en las elecciones o casos de fraude».
No obstante, los analistas coinciden en que Washington también está atento a una redistribución del poder dentro del chavismo en caso de que la oposición consiga una victoria aplastante.
Para Schechter, «una redistribución del poder dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela podría ser tempestuosa» en caso de que una catástrofe electoral haga que los dirigentes entren «en pánico».
Murillo, en tanto, señaló que «la pérdida de popularidad de Maduro no sugiere un cambio de timón tan grande, salvo que otros sectores del chavismo le pongan presión».