Para recordar: “Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28).
Las elecciones parlamentarias de Venezuela, es el proceso comicial más cercano que tenemos y se celebrarán el 6 de diciembre de 2015. Es una votación automatizada, “secreta” (eso es lo que se espera) y los diputados electos, durarán cinco años en el ejercicio, entre el 5 de enero de 2016 y el 5 de enero de 2021.
Según Wikipedia: “Dichas elecciones, serán las decimosextas parlamentarias desde el año 1947 y los cuartos comicios legislativos nacionales, desde la Constitución de 1999”.
No se puede hablar que éstas, como las anteriores, sean las mejores elecciones, debido a que hay: Poca presencia de observadores internacionales; violaciones de las normas en las campañas; ventajismo gubernamental; imparcialidad del árbitro; aunque el presidente Maduro dijo que “eran las más difíciles”, se espera, para el 6D, una asistencia multitudinaria.
Desde que nacemos, entre las cosas que no podemos escoger están: Nuestros padres biológicos, la fecha y lugar de nacimiento, tipo de sangre, sexo, nuestro nombre, la fecha y lugar de nuestra muerte, dejando a un lado el suicidio (hecho reprobado por Dios y la mayoría de las sociedades).
En cambio, hay numerosos aspectos de nuestra vida, que si podemos escoger, y que no siempre tenemos el privilegio o la posibilidad de seleccionar lo mejor, como: Lugar geográfico para vivir, comer y necesidades propias, profesión, amistades, matrimonio, religión y hasta los que nos gobiernan.
Por su parte, es.thefreedictionary.com, definen elegir como “el acto de escoger cosas o personas, entre varias para un fin”. Y añaden dos ejemplos: “Tienes que elegir una carrera universitaria”; “en los países democráticos los presidentes son elegidos por el pueblo”.
Algunos sinónimos de este verbo transitivo son: “Escoger, optar, preferir, seleccionar”. Para elegir, no necesariamente necesitamos experiencia previa. Y en otros casos, solo observamos resultados positivos o negativos de nuestras decisiones, o la de otros.
La mejor elección es la que se hace bajo la voluntad de Dios; elegimos mejor, cuando consultamos su Palabra; también si nos informamos, si preguntamos a otras personas y cuando nos dejamos guiar por esa voz interior; que los cristianos conocemos como la Voz del Espíritu Santo.
Bien dice un verso bíblico: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). A veces, cuando estamos jóvenes y hasta adultos, tendemos hacer malas elecciones por nuestro orgullo, egoísmo y poca sencillez para consultar, hasta Dios mismo.
Jesús, escogió a Pablo y no fue el apóstol quien hizo está elección. A pesar que sufrió, creyó en Cristo resucitado, como el Hijo de Dios. Por ello, Felix lo puso preso y Festo (su sucesor), llevó a Pablo ante Agripa, y le dijo que nadie puede ser muerto sin que “el acusado tenga presentes a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusación” (Hechos 25:16).
Luego, Pablo les habló que su conversión, fue la mejor elección de su vida; tanto así, que mereció las palabras de Agripa, quien dijo: “…por poco me persuades a ser cristiano” (texto inicial).
Es lastimero que la decisión del rey no fuera la mejor, porque, aunque tengamos muchas cosas que escoger en esta tierra, la mejor elección es: Seguir a Cristo.
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