El conocimiento simplificado de los ignorantes produce impactos tremendos sobre la percepción temática de los colectivos y por ello los estereotipos nacen de la incomprensión de los incultos más que de los esquemas de información generados por los politólogos y comunicadores sociales.
Con base en los estereotipos como mecanismos de asomarse a los grandes temas, los neófitos producen conclusiones y estadísticas que distorsionan totalmente la realidad, causando así un grave daño social en razón que son estas construcciones opináticas las que sirven de insumos básicos a las instancias políticas para organizar soluciones.
Por ello es obligación ineludible de los comunicadores sociales poner en ojos de los lectores información básica de calidad que les permita contextualizar los temas y de esta manera sacar conclusiones motivadas sobre verdades y no por ficciones “lectoconsumistas” como las podemos llamar.
En Venezuela luego de 18 años de haberse implantado un socialismo de solapas que al principio se cobijó en los aspectos románticos del humanismo implícito en su teoría, el desarrollo del modelo ha concluido en el mismo lugar donde han caído todos los experimentos sociales basados en el colectivismo impuesto por la fuerza, en una elites anárquicas, prepotentes y abusadoras y un pueblo humillado, sometido y con la rabia acuartelada en las esperas.
Casi siempre estas tentativas ideológicas de poner la política al servicio de los sueños románticos ha sido acompañada por la solidaridad de intelectuales humanistas, para luego producirse su trágico divorcio ya que la misma poesía culmina devorada por las fauces del pragmatismo absolutista de quienes toman el control del Poder. Baste solamente un único ejemplo, el de Mayakovsky, figura emblemática de la poesía comunista en Rusia quien puso fin a su vida dándose un balazo en el corazón.
Y es que al fin y al cabo toda revolución se traga a sus líderes y los convierte en victimas de sus propias ideas. Y es que no pueden los estereotipos que quedan como caricaturas de los sueños prometidos, vencer sobre la miseria y la frustración que nace en el alma sencilla del pueblo luego que la ensoñación llega a su fin.
Es lamentable, doloroso y traumático, pero las evidencias históricas son implacables, el llegar al Poder es la guillotina de toda iniciativa romántica. Es algo simple pero deletéreo, el hombre es un ser gregario pero no igual y es precisamente en la sinergia de estas desigualdades es donde se produce la evolución que hemos tenido como especie dominante del planeta. Es mediante la lucha existencial por el dominio y la posesión como hemos escalado socialmente, aunque en esta lucha sacrifiquemos constantemente los principios morales que juramos defender en Leyes religiosas y republicanas.
El socialismo del siglo 21 está llegando a su fin. Se cierra el círculo de un sueño de prosperidad y justicia igualitaria. La guillotina de haber logrado el poder caerá sobre el romanticismo que nació como una esperanza colectiva y devino en una horrible pesadilla que nos convirtió en un país de pordioseros.