Un solo chance y Lara lo aprovechó. Alberto Callaspo falló un rolling para doble play y por allí, aprovechando el instante flojo y con descontrol de Freddy García, se fabricaron cuatro carreras en el primer capítulo, dos de ellas impulsadas por Héctor Giménez. En el resto del camino el propio García solo aceptó un hit hasta el quinto y ninguno los cuatro relevistas que trabajaron a continuación.
Es importante sacar rédito de los baches rivales y ese ha sido un gran factor para los pájaros rojos. Esas cuatro del arranque eran todo lo que Cardenales requería, porque Néstor Molina estuvo en una labor magistral, mayúscula, probablemente la mejor que haya desplegado en nuestro campeonato. Retiró uno-dos-tres cinco entradas y solo Dickson le tronó doble y sencillo.
Su slider estaba insufrible y el control excelente. De 84 envíos 61 cayeron en strike. Siempre estuvo encima de los rivales, repitió pocos pitcheos y varió con gran dominio de su recta y cambio oportunos. Ponchó a siete y otra vez la defensiva le brindó gran confort al pitcheo cardenal. Orlando, Vargas y Giménez hicieron atrapadas sobresalientes, para volver a vencer a los Tigres en casa.
Son cuatro los triunfos sobre los felinos este año en Maracay, con apenas tres carreras recibidas y un par de blanqueos. Yoervis Medina no pudo proteger la lechada en el octavo y James Hoyt trastabilló y se le llenaron la bases en el noveno, antes de que Sandy León fallara con peligroso elevado a la banda izquierda para bajar el telón de un cierre dificultoso.
Molina (3 y 0) se ha convertido en una yunta de gran desempeño junto con Raúl Rivero. Ese uno-dos representa lo más importante del pitcheo abridor. Cardenales tratará de lograr algo que le resulta extraño, una barrida en tres juegos por el centro del país. El zurdo Edwin Escobar será el encargado de enfrentar a Magallanes desde las 5 y 30.