Acaso hará un mes desde que nos enteramos de que dos supuestos familiares de Cilia Flores fueron detenidos por la DEA, en Haití, por traficar drogas hacia USA.
Este vergonzoso hecho cayó como un misil en el corazón de la macilenta revolución cabellomadurista, tanto que ni sus más rastreriles ganapanes han querido tratar públicamente el tema. Ni siquiera el autodenominado defensor del pueblo, el resbaloso Dr. Sacapuntas, tan bocafloja como siempre ha sido, quiso jurungar la llaga cuando se le preguntó, lo que resulta extraño para quienes conocen la proverbial habilidad de las cotorras del régimen, en el bellaco arte de darle sin piedad a la sinhueso. Aunque no todo es negativo, pues a pesar de que no hay peor sobrino que el del mismo “polo” patriótico, al parecer el régimen ha comisionado al fiel Bernardo, el personaje de El Zorro, para que informe detalladamente al país sobre el espinoso asunto, mientras los incómodos parientes siguen arrumados en un calabozo, convertidos en unos sobrinos malqueridos de cuyas andanzas y desandanzas, la miraflorina pareja, se quiere hacer la pendeja…
Es posible que Maduro, siga haciéndose el bolsa con este caso. “El que calla otorga”, dicen. Quizás trate de aminorar los efectos de esta terrible pedrada en el ojo, insistiendo en que la DEA, es la esposa del “Deo”. Pero eso no terminará ahí porque, si a ver vamos, no son concha de ajo los hechos imputados a los detenidos, ni los nexos familiares que se les atribuye.
Y es que, si en Venezuela, la Asamblea Nacional no fuera un redil de ovejas, que sólo dejan oír sus lastimeros balidos, cuando los amos del poder y de la plata hacen chasquear sobre sus lomos, el látigo acerado del autoritarismo; y si la Fiscalía General de la República y el Tribunal Supremo de Justicia, no fueran pulperías en las que sólo valen las fichas del PSUV, otro gallo cantaría. Se hubiera producido un intenso debate parlamentario, y nos hubiéramos enterado de dónde proviene la inexplicable riqueza de estos sobrinos toñecos, y de sus conexiones con la cúpula podrida del régimen pues, seamos francos, la facilidad de estas personas para entrar y salir de Venezuela y de otros países, junto con sus cargamentos, los enormes gastos que ello supone, hacen presumir la existencia de una inextricable maraña de complicidades que, enquistada en las altas esferas del poder, se extiende hacia un siniestro serpentario palaciego que “Mira a Flores”. Piénsese, por ejemplo, en la tortura china que deben sufrir los venezolanos para salir del país, y se tendrá una idea de la magnitud del asunto.
Ahora bien, recordémosle a Maduro que la codicia es un pecado capital, aunque él, ignaro de profesión, crea que la capital es un país hermano. Debería explicarle algún cura gobiernero, de esos que según Neruda gritan ¡Santo, santo!, y son unos ¡Diablos, diablos! –Rojas, por ejemplo-, que la codicia ha derribado imperios.
Pero no nos amilanemos: Por ahora, “Dile NO a las drogas” votando masivamente el 6D por la tarjeta de la Unidad Democrática. Abajo y en la esquina izquierda del tarjetón. La de la manito. ¡Salvemos a Venezuela!
