¿Tendrá razón mi amiga Sara, monja budista encerrada por el alerta roja en Bruselas, cuando me escribe que ”… la prudencia es de rigor, pero una cosa es ser prudente y otra es dejar que nos hagan vivir encerrados, sin colegios ni universidades, sin museos, sin cafés, sin alegría, y con miedo, como en sus países.” Y que, “Europa no es ni será una sociedad mayoritariamente islámica.”? Será verdad que la intención es esa, ¿sembrar el miedo?
El socialista Jack Lang,quien preside el Instituto del Mundo Árabe en París, afirma que se trata de un ataque a “los valores de Francia y los de todos los países que comparten la fe en la democracia, la tolerancia y el valor del ser humano, contrarios a su visión totalitaria del mundo”. Afirmación que pareciera contradecirse al hablar del país que proclamó los Derechos Humanos Universales, con sus apartes sociales y políticos:”Francia es un país especialmente simbólico, no solo por nuestra firme participación militar en Siria, sino por ser el lugar de la Revolución de 1789 y del Siglo de las Luces”. Se ha criticado la alianza militar contra Siria, por considerarla una guerra de los EEUU y una forma de intervención que allende las fronteras,genera la violencia terrorista como la sufrida por París.
Para FabriceBalanche, especialista en Siria y director del Grupo de Estudios del Mediterráneo y Oriente Medio en la Universidad de Lyon, “Francia es el país que más yihadistas proporciona. Serían más de 2.000 en Siria e Irak, según fuentes no oficiales de los servicios de información…Todos ellos son susceptibles de volver al territorio francés para perpetrar atentados”. Son jóvenes reclutados por el ISIS, organización que repite la historia con jóvenes alemanes.
“Golpea su cabeza con una roca, o mátalo con un cuchillo, o atropéllalo con tu coche, o empújalo desde un lugar elevado, o asfíxialo, o envenénalo”, fueron las órdenes dadas en 1914 por el portavoz oficial del ISIS. Quienes fueron detenidos y condenados en Occidente, narran sus experiencias del duro entrenamiento yihadista, durante el cual la religión estuvo ausente, incluso en los rituales más sencillos. Esto se explica porque el propósito de este movimiento radical islámico al utilizar la religión, es el de captar apoyo religioso de los musulmanes extremistas, para lograr que las fuerzas de ocupación occidentales, abandonen los territorios en donde construyen el Estado Islámico, objetivo original de Bin Laden, aplicando el terrorismo como su ideología política, por considerarla una forma de lucha propicia para generar terror en la población de los países de origen de dicha potencias y lograr que estas, abandonen la intromisión militar, política y económica en la región, de Siria, Irak y Libia.
La nada convencional “Tercera Guerra Mundial”, pareciera una formalización de una normativa de la ONU, más que una confrontación entre potencias. El Estado islámico no existe sino como un proyecto político con un alto poder económico y militar por su alta capacidad ofensiva, financiado por la apropiación de los pozos petroleros de la región , cuya venta de petróleo se realiza a quienes los apoyan, grupos rebeldes de Siria e Irak y las tribus de Libia. Otra fuente de ingresos es la venta de piezas arqueológicas vendidas por internet a museos y coleccionistas de Occidente.
Panorama complejo por lo abigarrados intereses y conformaciones. Quizás la expresión más común entre los franceses, Avoir le droit, “tener derecho”,resuma la necesidad de entender lo que ocurre en cualquier dimensión individual o colectiva. “Tener derecho” a comprender, nos permitirá acá y alláaplicar el pensamiento crítico sometido a la razón, herencia del cartesianismo y exigir conocer como derecho democrático, los trasfondos que guían las incursiones militares y los apoyos políticos de las grandes potencias, que guiadas por la industria armamentista, abren cajas de Pandora imposibles de cerrar luego.
Lejos de estos escenarios, sus ciudadanos en medio del terror intentan, guiados a veces por la razón, otras por el miedo o los prejuicios, comprender. Ojalá no se pierdan los avances de valores como la tolerancia y que estas situaciones de crisis extremas como las que vive Europa hoy, permitan reformular, para protegerlo, la idea de hacer el mundo más humano y en consecuencia, más vivible para todos.