La pobreza no tiene ningún encantoy menos aun cuando se trata de universidades que por carecer de medios y modos materiales se les imposibilita cumplir con sus tareas. Y aunque año tras año siguen graduando estudiantes, estos no tienen la calidad y el rigor que podrían tener si las universidades tuvieran los recursos que necesitan. Se sabe que muchas de las facultadeshan terminado por dar cursos teóricos sin completarlos con las necesarias experiencias de laboratorio.
Se requieren de muchas cosas para hacer de una universidad una de alta calidad: para empezar, los profesores, deben mantenerse en un proceso de aprendizaje permanente. Es esencial hacer cursos, postgrados, visitas académicas, dictar y asistir a conferencias, escribir, debatir, conocer las nuevas corrientes y ser capaz de criticarlas. Es esencial publicar tanto en revistas serias como no tan serias. Las universidades deben tener una política de publicaciones que recoja el trabajo de sus profesores y estudiantes de cualquier nivel. Y todo esto requiere de recursos.
En las universidades deben estar las mejores inteligencias pues es lo más valioso que puede tener el país. Pero los profesores están abandonando la universidad para irse a trabajar en el extranjero. Quedan los viejos que pronto se jubilarán y los jóvenes no quieren trabajar por sueldos tan miserables. Tal vez lo hagan por vocación y con la esperanza de que las cosas mejoren pero la misma decadencia física termina por instalarse en el espíritu de los que aún están en ellas y terminan por cansarse de realizar un esfuerzo tan mal pagado.
La causa principal de la situación responde al interes del régimen de acabar con esos reductos tomadas, según ellos, por el enemigo burgués yque debe ser desalojado. Como toda fortaleza sitiada, la estrangulan privándola de recursos esenciales. Aun no lo han logrado, pero es evidente que una universidad que depende casi exclusivamente del erario público es una institución muy vulnerable. En este sentido habrá que pensar si esa dependencia puede superarse con ingresos propios, tal como hacen las universidades privadas, tanto en Venezuela como en otros países.Los esquemas de financiamiento pueden ser muchos: donaciones, mecenazgos, ventas de productos propios de un know-how de alta calidad, cobro de matrícula, becas y préstamos ligados al rendimiento académico, etc.
Si bien está a la vista un cambio en la orientación política del país, no es previsible que las universidades vuelvan, en lo económico, al status quo prechavista. Lo ideal es que el liderazgo universitario acepte que esa dependencia no le conviene a nadie: ni a la universidad, al país, ni al presupuesto nacional. Revisar toda la estructura de la educación superior, incluyendo lofinanciero, será esencial en los próximos años.