Para recordar: “No hubo ningún rey, ni antes ni después de Josías, que se convirtiera al Eterno con todo el corazón, con toda su alma, y con todas sus fuerzas, conforme a toda la Ley de Moisés” (2do libro de Reyes 23:25).
La guerra que se desarrolla en el Medio Oriente, contra el terrorismo, ISIS y cualquier grupo radical, primariamente tiene una raíz religiosa. Por tal motivo, están interviniendo los propios países de la zona, los Estado Unidos, la Unión europea, ahora se les une Rusia, y paradójicamente, se presenta como una lucha que no tiene fin.
Tras esta guerra, hay una máscara que pudieran ocultar los países involucrados o no, exteriorizada en: Fanatismo, escepticismo, corrupción, sectarismo, egoísmo, avaricia, interés por la primacía (económica, política, religiosa), deshumanización, entre otras.
Por su parte, Tokics, Imre (2015), trató de explicar el por qué el pueblo de Israel había caído en esa terrible corrupción, que Josías trató de corregir, y lo describió de acuerdo a un experimento realizado por la Universidad de Yale, en la década de los 60:
Para esto, se llamó por medio de avisos publicitarios, a personas que quisieran aplicarles choques eléctricos, en una habitación contigua, a otro grupo; estos últimos, iban a fingir estar recibiendo dichas descargas, “gritando y pidiendo misericordia”… El objetivo del estudio “era ver hasta qué punto, estos participantes, normales, iban a infligir “dolor” a personas que no conocían solo porque se les ordenaba”. Al final, el director del experimento escribió:
“La gente ordinaria sencillamente hacía su tarea y, sin ninguna hostilidad especial de su parte, pueden llegar a ser agentes en un terrible proceso destructivo”. (“Guía de Estudio de Jeremías” (auxiliar), p.95).
Lo anterior, es una demostración que las reformas de Josías para Venezuela, pueden ser pertinentes, porque, sin importar la distancia o el tiempo transcurrido, el pueblo de Israel había caído en una terrible corrupción, deshumanización, cambiando la religión original, se asociaron con ideales paganos, y algunos hacían cosas a ciegan que otros les ordenaban.
Pero Josías, quien subió al trono a los 8 años de edad, se convirtió a Dios de todo corazón, por ello fue reconocido como un importante rey (bueno) de Israel, y a pesar del mal pronóstico para su nación, prosiguió con la reforma. Según el segundo libro de Reyes, capítulo 23, Josías: 1) Hizo un pacto sincero con Dios. 2) Guardó y mandó observar los Diez Mandamientos. 3) Ordenó destruir todo lo que apartara al pueblo de Dios (ídolos, veneraciones a dioses falsos). 4) Trabajó unido con todo su pueblo.
El autor citado, Tokics, señala que “toda la nación celebró la pascua unida… llegando un tiempo nuevo en el que se comprometían a servir al verdadero Dios” (Idem, p.94) ¿Será que la reforma del pueblo de Israel, se pudiera aplicar en Venezuela?
Cada nación (cada persona) tiene derecho a creer en un dios, o ver a Dios a su manera; eso se llama libre albedrío. Venezuela utiliza esa potestad y la mayoría creemos en el Dios de la Biblia, a pesar de la diversidad de religiones que haya en nuestro país. Pero Josías, demostró ante todas las naciones, que existe un Dios que nos puede guiar, proteger, hasta salvarnos, si lo reverenciamos solo a Él. Y si hay una hora para unirnos en un objetivo común, este es el tiempo.