Barquisimeto parece ser muy atractiva para los indígenas de apartadas regiones de Venezuela, como ha quedado demostrado anteriormente cuando han tomado determinados sectores para establecerse, contrarios a toda norma de urbanidad.
Hace algunos meses un grupo de ellos, procedentes de la Sierra de Perijá, del Delta Amacuro o Amazonas, llegaron a construir una verdadera aldea frente al cementerio Bella Vista, haciéndose necesario su traslado, por la fuerza, a sus lugares de origen. Pero en pocos meses reaparecieron otros -o quizás los mismos- grupos de mujeres, hombres y niños, dedicándose a la mendicidad en calles y avenidas, así como en centros comerciales.
En vista de que no ha habido intervención de autoridad alguna, los pequeños grupos familiares se han multiplicado y tomado un terreno ubicado a un lado de la avenida Las Industrias, detrás de Makro, donde han desarrollado una aldea de chozas rústicas, construidas con plásticos.
Allí duermen, preparan los alimentos que consiguen en las calles, hacen sus necesidades, y para asearse aprovechan el agua amarillenta de lluvia, empozada en un charcas insalubres.
De acuerdo a testimonios, algunas personas han sido víctimas de miembros de esos grupos, despojándoles bajo amenazas de las bolsas con alimentos adquiridas en el automercado cercano.
Además, llama la atención el que ninguna autoridad del Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos del Niño, Niña y Adolescentes (Idena) se haya acercado a esa ranchería a velar por el estado de los numerosos niños allí existentes, ni siquiera de los que son inducidos por los adultos a mendigar en la avenida. Son niños cuyo hábitat no es la ciudad y por lo tanto es obligación de quienes deben velar por la aplicación de la LOPNA, retornarlos asus regiones y así alejarlos del peligro citadino.