Como ya dijimos en la entrega pasada, el tema de la prosperidad en la vida cristiana se ha convertido en un instrumento hábilmente usado por sectores dirigenciales del cristianismo para su beneficio personal. Con subterfugios espirituales, coacción psicológica y mucha homelética se han hecho ricos y adinerados. El colmo es que el origen de esta extraña opulencia se la asignan a su “obediencia a Dios”, pero sus frutos los delatan. En realidad no obedecen nada. Ni sus mandamientos, ni sus recomendaciones de vida que están muy claras, ni tampoco lo que debe ser la esencia de un cristiano: la piedad y la misericordia. Sus habilidades les sirven solo para capturar la dadivosidad de quien les escuchan. Convirtiéndose en descarados mercaderes del Evangelio de Salvación. La Red está inundada de cientos de casos de este tipo.
Cuando predican de Naamán y Eliseo por ejemplo, obvian detalles determinantes que hablan de lo que debe ser un pastor o líder cristiano. Cuando Dios limpió de la lepra al sirio Naamán este, agradecido de tan portentoso milagro, ofreció dinero, riquezas y bienes materiales a Eliseo. “Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo”2Rey.5:15. Pero Eliseo no podía aceptar. No como los líderes que predican de la “prosperidad”, quienes invocando textos bíblicos como “Un obrero es digno de su salario” (Luc. 10: 7), preparan a sus feligreses para que pongan sus ahorros en sus cuentas particulares. No podía, Eliseo permitir, que este hombre pagano, se fuera con el pensamiento, que los favores de Dios se compran o se venden. “Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso» vers 16.
“Un profeta del Señor no sirve con el propósito de obtener ganancia ni recompensa. Eliseo había recibido su recompensa al ver la nueva vida y la esperanza de Naamán. Naamán no debía quedar con la impresión de que los profetas del verdadero Dios actuaban movidos por intereses propios, o que la bendición de Dios podía comprarse con dinero” Diccionario Bíblico Adventista.
Por el contrario, la actitud de Giezi retrata el carácter voraz de estos “cristianos” de la prosperidad. Quienes justifican la coacción que hacen a sus prosélitos, usando textos bíblicos rebuscados y sin su debido contexto, para expoliarles. Pero Dios lo ve todo y al final dará a cada quien lo que se merece, como sucedió con Giezi. “Eliseo lo sabía todo. Preguntó: «¿No fue también mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? La lepra de Naamán se te pegará a ti, y a tu simiente para siempre» 2Rey.5:26. La retribución alcanzó prestamente al culpable. Salió de la presencia de Eliseo «leproso, blanco como la nieve» Libro. HISTORIA DE LOS PROFETAS Y REYES. Elena de White. ¿Cómo les parece? El mismo destino será para aquellos falsos profetas, si no es ahora, con seguridad cuando venga el Señor Jesucristo por segunda vez. ¡Créalo! ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!
