Uso del ágave en Venezuela (34)

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Un importante representante del gobierno español, el capitán Juan Pérez de Tolosa, en su “Relación de las Tierras y Provincias de la Gobernación de Venezuela”, redactada en 1546, escribió:

“El asiento del Tocuyo está a 5 leguas de este cabo de Barquisimeto… los indios son de nación cuibas y coyones y de otras muchas y diversas lenguas… La mayor parte de ellos comen carne humana, y son indios pobres y miserables que andan desnudos y duermen en el suelo sobre unos palos”. (Pérez Tolosa, 1964, p.13)

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Esta afirmación de Pérez de Tolosa, si no antecediera la de Cey, podría hacer creer que los indígenas que habitaban la zona de El Tocuyo desconocían el arte de obtener fibras del tipo que fuera y más aún, tejer chinchorros donde dormir, pero es que, además, en un documento posterior, la “Relación Geográfica del Tocuyo”, de 1579, se encuentra la siguiente información:

“5º Habitan en chozas muy pequeñas y duermen en el suelo, en unos palos y en paja, con mucha miseria. Otros tienen ropa aunque poca, y duermen en una hamaca de cordeles tejida a manera de red”. (Arellano, 1964, p.148)

Es decir, estos indios, seguramente de acuerdo con sus posibilidades económicas u otras circunstancias, usaban dormir en hojas o en hamacas cuyo material no menciona la Relación.

Hacia la zona fría de Trujillo no parece haber sido tan popular el uso de la hamaca o chinchorros no obstante la abundancia de algodón y la elaboración del mismo para tejer otros artículos, especialmente las mantas conocidas como ruanas.

El testimonio contenido en la “Relación Geográfica de Trujillo de 1579, es el siguiente:

“15º Duermen en la tierra, sobre muy poquita paja o ninguna y algunos se contentan en echar un puñado de ceniza espolvoreada encima de la tierra donde han de dormir…” (Arellano, 1964, p.168), aunque en otra anotación, la 33º, dice que hacían “algunos lienzos, mantas y hamacas” de algodón, seguramente para comerciarlos. (Id., p. 170)

En 1603 se encuentra un testimonio sobre el tema cuyo autor es Fray Bartolomé de las Casas quien dice que los indios dormían “en hamacas hechas de algodón”.

Pero el chinchorro, denominándose así comúnmente al que se elaborada con hilo principalmente de algodón, en algunas naciones indígenas del continente; fue un artículo de mucho comercio, tanto que las autoridades colonialistas españolas, a aquellos indígenas a los que obligaban a pagar impuestos anuales, llamados tributos, el chinchorro era el artículo en que preferentemente se cobraban dichos onerosos cargos impositivos; pero no sólo obtenían los españoles este preciado renglón económico por la vía “legal” sino que en sus incursiones represivas contra los pueblos indígenas, los chinchorros constituían botín bastante apetecible y así quedó registrado en varios documentos coloniales.

Un suceso de esta naturaleza lo narra Martin Fernández de Navarrete en su “Noticia Histórica de los descubrimientos que hicieron los españoles en las costas del nuevo continente…”, cuando dice que en una refriega o asalto español contra “indios desprevenidos los maltrataron cruelmente y aun quitaron la vida a siete u ocho… quemando también algunas casas” y que entonces se apoderaron de “muchas hamacas, cantidad de algodón, varios enseres y aun prendieron algunas indias…” (Navarrete, 1962, I, p.275)
De acuerdo con lo que hasta aquí se ha informado, debe concluirse que este elemento tan exclusivo de las culturas indígenas venezolanas tuvo y tiene una significación indudable en la vida de estos pueblos llegando a ser objeto de intercambio comercial muy apreciable.

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