Este 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y aunque existen muchos grupos defensores por parte de los Derechos de la Mujer y desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se han realizado campañas a nivel mundial para acabar con este drama social, la situación continua. Los registros de violencia en contra de la mujer siguen en aumento y lo más preocupante para los veladores de los Derechos Humanos, es que la mayoría proviene del hogar.
Según la ONU, la violencia contra la mujer sigue siendo una pandemia global. Hasta 70% de las mujeres sufren violencia en su vida. En todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental. Ya sea en el hogar, en la calle o en los conflictos armados, la violencia contra las mujeres es una pandemia mundial que ocurre en espacios públicos y privados.
Para Hisvet Fernández, representante del Observatorio de los Derechos Humanos de las Mujeres en el estado Lara, las féminas siguen siendo “botines de guerra”, porque a estas alturas persiste la discriminación y el maltrato. Fernández explica que las mujeres aún son sumisas antes su pareja y prefieren callar antes de denunciar: de cada diez mujeres violentadas, solo una denuncia. Las causas son múltiples una de ellas es que en el país se registran de forma mensual más de diez mil denuncia. Solo el 2 % llega a sentencia firme, en un 98 % queda en impunidad, esto se transmite y desmoraliza a las mujeres, quienes terminan desconfiando de las autoridades.
Otro de los tantos factores que influye, es ahora la situación económica en la que se encuentran el país. “Aquellas mujeres que no trabajan y dependen del esposo, optan por no denunciar para no perder el sustento diario”, manifiesta Fernández.
Lara no escapa de esos números incluso se mantiene entre el segundo y tercer estado con mayor índice de violencia contra la mujer. Inclusive las tasas de muertes violentas de mujeres, han aumentado. Durante el 2014 se registraron 36 crímenes. En lo que va de año, las cifras son dramáticas: En enero fueron cinco víctimas. Febrero, marzo y abril registraron, en cada mes, dos víctimas. En mayo, mataron una mujer. En junio no se registraron hechos que lamentar. En julio se sumaron dos víctimas más. En agosto hubo cinco mujeres asesinadas. En septiembre mataron cuatro. En octubre murieron también cuatro por causas violentas. En noviembre ya son cinco las damas que han perdido la vida por la violencia. Fernández comenta que la calidad de vida ha desmejorado y por lo general los crímenes en contra de mujeres son asumidos como pasionales, nadie se preocupa por saber qué pasa. “En Venezuela están muriendo a diario de tres a cuatro mujeres y nadie dice nada. Si fueran choferes o motorizados, ya se habría paralizado el transporte o volcado a las calles a protestar”.
Continúa la discriminación
La representante del Observatorio de los Derechos Humanos de las Mujeres en el estado Lara, considera que aún queda camino por recorrer aunque el 17 de noviembre se reformó la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y se logró modificar el artículo 15, el cual contempla como forma de violencia el femicidio: como forma extrema de violencia de género, causada por odio o desprecio a su condición de mujer, que degenera en su muerte, producidas tanto en el ámbito público como privado.
Así mismo la inducción o ayuda al suicidio, definiéndola como la consecuencia extrema de la violencia psicológica, acoso, hostigamiento y amenaza que generan las condiciones para provocar la muerte de una mujer por motivaciones de género. Además de presentar agravantes para las penas, se incorporan nuevos artículos con los agravantes.
Hisvet Fernández considera que aún la Ley sigue siendo discriminatoria, porque si bien sabe que no todos los crímenes cometidos en contra de una mujer son femicidios, manifiesta que el simple hecho de que la víctima sea una figura femenina debe ser considerado un agravante, porque la mujer en cuanto a fuerza, suele ser más vulnerable ante un hombre. Según explican los expertos del Ministerio Público, cuando una mujer es asesinada se guían por tres parámetros: la subordinación, dominio y poder, dependiendo del resultado es calificado como un femicidio o un homicidio, y pasa según sea a una fiscalía de delito común o a la especializada en materia de la mujer.
Leyes se aplican de forma contradictoria
Delia Mondragón, directora de la Asociación larense de Planificación Familiar (Alaplaf), manifiesta que aun- cuando la Ley fue reformada se aplica de una forma contradictoria no deben existir parámetros: todo crimen cometido en contra de una mujer debe ser femicidio, porque la mujer es asesinada con mayor violencia. Se hace con desprecio y con saña. Cuando se habla de femicidio, femi deriva del género mujer, “pero en el país debiéramos hablar con más fuerza del feminicidio, que es cuando el Estado es corresponsable del crimen, por no haber suficiente para aplicar la ley, porque son muchos los casos que existen que las mujeres se cansan de denunciar ante los entes y no hay aplicación alguna, ni prevención para evitar el daño”.
“Si bien la ley tiene vacíos hay que hacerlas cumplir”, expresa la defensora de los derechos de las mujeres. Mondragón manifiesta que para las mujeres no es fácil afrontar y aceptar cuando es maltratada; les cuesta mucho denunciar y al hacerlo se encuentran con otro inconveniente: los principales órganos receptores de denuncias. La directora de Alaplaf cuenta que prefecturas, fiscalías y comisarías, son más renuentes a recibir la denuncia; le presentan una y mil excusas para no tomarlas, al punto de hacerlas dudar y lo que hacen es violentar la ley.
“No es posible que yo tenga que levantar el teléfono y decir que van de mi parte para que sean atendidas y sus denuncias recibidas. A medida que las mujeres estén informadas es un paso adelante. Si nos quitamos la venda de los ojos, más observamos”, indica Delia Mondragón.
Suben como la espuma
Cifras oficiales de los maltratos a las mujeres no existen, desde el 2003 explica Hisvet Fernández que desde el Gobierno, los números se volvieron secretos y solo son llevados por la cantidad de personas que acuden a las ONG o los que salen reflejados en medios de comunicación. Delia Mondragón comenta que en Alaplaf, hasta la fecha se ha atendido atención directa al menos 800 mujeres y son por asesoráis psicológicas y legales y un alto porcentaje no ha denunciado.
Han observado con preocupación que la forma de violencia que más a aumentado es la psicológica y es precisamente de aquí de donde se empiezan a generar las siguientes, seguido de ellas vienen las física, los acosos, la patrimonial, verbal y el abuso sexual. Las edades en las que se están presentando en mujeres en edades reproductivas, también en personas de tercera edad y el abuso sexual en contra de niñas menores de 14 años.
Nueva modalidad
En la entidad larense este año han tenido una nueva modalidad, en lo vinculante con el maltrato y vejación hacia las mujeres y es que existen grupos de hombres que contactan a mujeres y les pagan por hacer cola, lo cual supone una relación de dominio y una forma moderna de esclavitud.
De igual forma se observa como en las colas para adquirir productos de primera necesidad, son insultadas por funcionarios que se encuentran custodiando algún establecimiento, o por los trabajadores bien sean hombre o mujer de algún local quienes se sienten en la potestad de humillar a las personas. Ninguna persona ha denunciado estos casos. Apenas lo divulgan por una red social, comenta la representante del Observatorio de los Derechos Humanos de las Mujeres en el estado Lara.
Ambas especialistas coinciden en que las mujeres deben ser más informadas de cuáles son sus derechos e instar al Estado para planificar y ejecutar políticas que realmente solvente este problema que afecta a todos los venezolanos.
Líderes de bandas
Esta ocurriendo un fenómeno y es que las mujeres están pasando a ser protagonistas de hechos delictivos. Antes la mujer era la aguantadora bien sea del hijo del esposo que solían vender drogas, las que pasaban o llevaban los paquetes, ahora son las que se encargan de su propio negocio y venden las sustancias ilícitas. En cuanto a los robos eran usadas de señuelos, ahora son ejecutoras de los mismos. En los secuestros eran las cuidadoras, ahora son ejecutores.
Han pasado a tener un protagonismo y lo más preocupante es que las cifras de mujeres metidas en hechos delictivos se han incrementado sobre todo en jóvenes y que están siendo trasmitidas a sus hermanos e hijos, porque están creciendo en estos ambientes en donde es cotidiano vivir de lo robado o de lo ilícito. Estas situaciones están siendo vistas desde el Observatorio de losm Derechos Humanos de las Mujeres en el estado Lara