Tratando de tranquilizar a un Estados Unidos nervioso por la posibilidad de que los extremistas busquen replicar los ataques de París en sueño norteamericano, el presidente Barack Obama dijo el domingo que el grupo Estado Islámico «no puede dar un golpe mortal» contra la Unión Americana y advirtió que reaccionar exageradamente a los ataques de París sería caer en el juego de los milicianos. «Vamos a destruir esta organización terrorista», prometió.
Poniendo fin a su gira por Asia, Obama imploró a los estadounidenses que no dejen que el fantasma del terror haga que replanteen sus valores o cambien su forma de vivir.
«No sucumbimos al miedo», dijo. «La herramienta más poderosa que tenemos para luchar contra el ISIL es decir que no tenemos miedo, no hay que elevarlos, ni creer de alguna manera su fantasía de que están haciendo algo importante», dijo Obama, usando el acrónimo de la organización terrorista.
Desde que varios milicianos de Estado Islámico mataron a 130 personas en Francia hace nueve días, la estrategia de Obama ha sido objeto de cuestionamientos repetidos. Desestimó la capacidad real del grupo al afirmar: «Son un grupo de asesinos con buenos medios de difusión social».
Obama también rechazó la noción de una amenaza existencial, al decir que «no pueden vencernos en el campo de batalla, por lo que tratan de aterrorizarnos y que tengamos miedo».
«Creo que es absolutamente vital que todos los países, todos los líderes, enviemos una señal de que la crueldad de un puñado de asesinos no evitará que el mundo haga cuestiones de importancia vital», dijo Obama. Obama y otros mandatarios del mundo deberán reunirse en París los próximos días para unas conversaciones sobre el cambio climático, programadas desde hace mucho tiempo. La Casa Blanca ha insistido en que no habrá cambio de planes.
Obama prometió el domingo que su país y sus socios internacionales «no cederán» en la lucha contra Estado Islámico e insistió en que no aceptará los ataques de extremistas contra civiles en París y otros lugares como «la nueva normalidad».
Al final de un viaje de nueve días a Turquía y Asia, Obama presionó también al presidente ruso, Vladimir Putin, para que se alinee con la coalición que lidera Estados Unidos e informó que el grupo EI ha sido acusado de derribar un avión de pasajeros de una aerolínea rusa estrellado el mes pasado en el que murieron 224 personas.
«Tiene que perseguir a la gente que mataron a ciudadanos rusos», dijo Obama sobre Putin.
El presidente hizo estas declaraciones en Malasia poco antes de salir hacia Washington. Esta gira también lo llevó a Filipinas y Turquía, donde se reunió con Putin en un aparte de una cumbre internacional.
Aunque Rusia ha redoblado sus ataques aéreos en Siria, Obama afirma que Moscú se ha centrado en rebeldes moderados que luchan contra el presidente sirio Bashar Assad, aliado de Rusia. Obama pidió a Rusia que haga un «ajuste estratégico» y retire su apoyo a Asad, insistiendo en que la violencia en Siria no puede detenerse mientras Asad esté en el cargo.
«Mantenerle en el poder no funcionará», afirmó. «No podemos detener los combates».
Casi cinco años de combates entre el gobierno de Asad y los rebeldes han creado un vacío en que el grupo Estado Islámico ha aprovechado para prosperar en Siria e Irak. El grupo armado pone ahora la vista fuera de sus bastiones con acciones como los ataques en París en los que murieron 130 personas y centenares resultaron heridos.
El presidente francés, François Hollande, tiene previsto reunirse el martes con Obama en la Casa Blanca para abordar cómo reforzar la coalición internacional que combate al grupo EI. Hollande viajará después a Rusia para entrevistarse con Putin.
Las conversaciones sobre una coalición militar que derroque al grupo Estado Islámico se celebran al mismo tiempo que las negociaciones para hallar una solución diplomática que ponga fin a la guerra en Siria. Más de 250.000 personas han muerto en los combates y millones se han visto desplazados, lo que ha provocado una crisis de refugiados en Europa.
Los ministros de Exteriores de unos 20 países acordaron la semana pasada un ambicioso pero incompleto plan que establece el 1 de enero como fecha límite para que comiencen las negociaciones entre el gobierno de Assad y los grupos opositores. En seis meses, las negociaciones deben establecer un gobierno de transición «creíble, inclusivo y o sectario» que establecería un calendario para redactar una nueva constitución y celebrar elecciones libres y justas supervisadas por la ONU en 18 meses.
Los atentados de París han aumentado el temor al terrorismo en occidente y abierto un debate en Estados Unidos sobre si se aceptan refugiados de Siria. No está claro que alguno de los terroristas en los atentados de París utilizara el sistema de refugiados para entrar en Europa, aunque Obama insistió en que eso no es una amenaza real de seguridad en Estados Unidos.
«Los refugiados que terminan en Estados Unidos son los hombres más filtrados, evaluados y cuidadosamente investigados que han llegado nunca a costas estadounidenses», dijo Obama.
Aun así, la Cámara de Representantes aprobó la semana pasada un proyecto de ley que en la práctica impide el acceso a los refugiados sirios e iraquíes. Muchos demócratas votaron en contra del presidente. Tras conseguir una mayoría que superaría un veto, los partidarios del texto esperan repetir el éxito en el Senado, mientras Obama trabaja para derivar la conversación hacia unos cambios más suaves en los visados que no afectarían a los refugiados sirios.
Obama ha centrado en los republicanos su descontento en este tema, con duras críticas a los parlamentarios y aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia, a los que acusa de actuar en contra de los valores de Estados Unidos. El domingo adoptó un tono más suave y dijo comprender las preocupaciones de los estadounidenses, aunque les instó a no ceder ante el miedo.
El grupo Estado Islámico «no puede vencernos en el campo de batalla, así que intenta aterrorizarnos para que tengamos miedo», afirmó.
«Son un puñado de asesinos con buenos medios sociales», afirmó Obama, restando importancia a la presencia internacional del grupo Estado Islámico.