El poco acceso que tienen los barquisimetanos a la carne, el pollo y demás alimentos ha llevado a los ciudadanos a ingeniárselas a la hora de preparar las tres comidas del día, pero en muchas de ellas no cuentan con los requerimientos nutricionales de proteínas, vegetales y carbohidratos.
Carmen María Jiménez, mientras hacía la cola a las afuera de un centro comercial, al este de la ciudad, contaba cómo estaba haciendo para tratar de rendir la comida. “El pabellón en mi casa hace meses que no se come, porque es caraotas o es carne esmechada”. Explicaba que trata de comprar alimentos en los que pueda comer dos o tres veces en la semana, por lo que el kilo de bistec está prácticamente descartado, ya que tiene tres hijos y significaría gastar más de mil bolívares en un almuerzo.
“Aunque los granos están muy caros yo hago el esfuerzo para comprarlos sino los consigo regulados”, respondió Luisana Valladares tres puestos después. Ella los acompaña con arroz o pasta, aunque admitió que su esposo le ha dicho que no quiere más espagueti y ha optado por arepa.
En un abasto en la carrera 21 con calle 23, Inés Martínez contó que cada semana es una preocupación para ella la alimentación de sus hijos, especialmente por las meriendas que deben llevar a la escuela, porque antes les hacía arepa con queso, empanadas o pan con jamón y queso, pero los gastos superan los dos mil bolívares cada semana. Ella gana sueldo mínimo como vendedora de una tienda de ropa.
En esa misma cola pero quince puestos atrás, estaba Mariela Sulbaran, ella ya había comprado en otro local dos pollos enteros, afirmó que desde la escasez comenzó a comprarlos así porque siente que le rinde más. Pero aclaró que en sus almuerzos no todos los días tiene pollo y carne. Ha optado por la pasta acompañarla con queso y la carne molida con arroz.
“Yo como pollo cuando puedo comprar en el Mercal porque en otros lugares no lo puedo pagar”, respondió Ana Luisa Gil, quien afirmó que era pobre y estaba acostumbrada a eso. Sin embargo admitió que la escasez de las caraotas si la está afectando.
“En mi casa se estaba resolviendo los desayunos y algunas cenas con huevos, pero ahora con este anuncio del Gobierno lo que hizo fue afectarnos más porque ahora no se consigue”, manifestó Beatriz Montilla saliendo de un supermercado asiático, quien en esas dos comidas diarias cuatro veces a la semana comen arepa con queso. En su casa ya no se compra queso para untar, enlatados y el atún muy pocas veces porque afirma que no rinde entre los seis integrantes de su familia.
En abril de este año la Fundación Bengoa dio a conocer un estudio que hizo en Venezuela en el que reveló que al menos 11,3% de las personas consume dos o menos comidas cada día. 80,1% refiere que no le alcanza lo que gana para comprar comida.
El estudio reflejó que la dieta del venezolano es de baja calidad y rica en carbohidratos porque la mayoría de las personas compra harinas, arroz y pastas como primera opción para alimentarse.
Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en el mes junio reconoció el esfuerzo que hace el Gobierno venezolano para combatir la desnutrición y garantizar los alimentos a la población.