Ganaderos del país solicitan un ajuste del 41% en el precio de la carne roja y no aumentos que oscilan entre el 300% y 900%, como lo ha querido hacer ver el Gobierno nacional. Piden entonces el reconocimiento de un porcentaje que atienden a la demanda social.
Así lo aclaró el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), Carlos Albornoz, quien sostiene que las estructuras de costo se deben trabajar de manera técnica y no ideológica.
En tal sentido, solicitan que el kilogramo de carne que se reconoce en Bs. 250 se pague en Bs. 350, lo que representaría el 41% mencionado a pesar de los altos índices inflacionarios. La cifra podría ser vista como un “desprendimiento” de los productores agropecuarios en función del colectivo nacional.
Es de destacar que Bs. 308 es el costos de producción de un kilogramo de carne en pie, sobre lo cual solicitan entonces el 15% de rentabilidad. Esto con base en el precio de referencia del mercado, que oscila entre los Bs. 1.100 y Bs. 1.400.
Asimismo, Albornoz hace referencia a productos como el kilogramo de queso regulado en Bs. 38 y el litro de leche, fijado en Bs. 13; los cuales, por sus bajos costos, no se hallan en el mercado.
Sostuvo que la leche y la carne venezolana son las más baratas de Latinoamérica, ya que 1 kilogramo de carne calculado a tasa no oficial cuesta $0.35, mismo producto que en Colombia se paga en $1,40.
El litro de leche se vende en Colombia en $0,35 y en Venezuela se paga en $ 0,10.
Por tanto, manifestó que el Gobierno no puede continuar incentivando la producción foránea, en detrimento del aparato nacional, sus 34 millones de hectáreas y 500 mil trabajadores del campo, que esperan por producción agropecuaria.
A la problemática del precio se suma la falta de insumos, repuestos y seguridad.
El llamado es a la sinceración
Albornoz manifestó que no es procedente mantener las referencias impuestas por el Gobierno nacional, puesto que estas no responden a la realidad del mercado.
Realizan un llamado al Gobierno nacional, a fin de que sinceren los precios de estos productos, con el objeto de recuperar la oferta y por tanto, la normalidad en el mercado. Labor que debería realizarse de la mano de todos los miembros de la cadena: productor, transportista, industrial, frigorífico y consumidor, en el caso de las carnicerías.
El exhorto es para formular políticas que realmente estimulen la producción.
“Si sembramos confianza, cosecharemos progreso y desarrollo. Pero si sembramos duda y temor, sólo habrá desabastecimiento, inflación y altos precios”.
Caída del consumo
Albornoz indicó que el sector ya había alertado con anterioridad una caída del consumo de carne, para el primer semestre de 2015, comparativamente con el mismo periodo del año 2012, del 43%, lo que representa 13 kilogramos per cápita por año. Acotó entonces que los venezolanos desplazan o modifican sus hábitos alimenticios, por un modelo de pocas proteínas y mala alimentación.
El error de las políticas
Económica y productivamente el país no transita por los caminos correctos, puesto que cada vez se intensifican las amenazas y controles a productores privados.
Dicha aseveración fue realizada por Albornoz, quien sostiene que la Ley de Precios Justos genera daño en el país, debido a la inseguridad jurídica que representan estos controles.
Destacó el carácter punitivo de esta medida.
En tal sentido, sostuvo que las políticas agropecuarias venezolanas no incentivan la producción nacional, con lo cual se sigue dando prioridad y cabida al producto importado.
Indicó que el gremio ve con preocupación que la población venezolana no goce de una debida alimentación, debido a que cada vez es más complejo encontrar aquellos alimentos que representan consumo de proteínas, motivado por la pérdida de productividad en el campo.