La selección de Venezuela dejó otra pobre imagen sobre la cancha, de nuevo con “errores infantiles” y poco espíritu de lucha, un combinado sin alma, para encajar su cuarta derrota en igual número de presentaciones, esta vez 3-1 ante un Ecuador muy contundente, en un CTE Cachamay que, pese al anuncio de entradas agotadas, lucía algunas zonas vacías, y hundirse un poco más en el foso de la clasificación correspondiente a las eliminatorias suramericanas para el mundial de Rusia 2018.
Como en los dos partidos previos, un gol tempranero acabó con las aspiraciones del seleccionado criollo en el propósito de sumar su primer triunfo. Una pelota perdida por Tomás Rincón en el mediosector, tras un tiro de esquina y cuando intentaba una maniobra frente a un rival, encontró a la Vinotinto mal parada en defensa y a merced del contragolpe ecuatoriano, que capitalizó la acción con una diana de Fidel Martínez, al minuto 14.
El golpe significó otra sacudida para un seleccionado criollo que ya venía tambaleante en lo psicológico por resultados negativos de los primeros tres partidos y que, para colmo de males, tras un grueso error del cancerbero Alain Baroja, quedó en desventaja 2-0 sin que se hubiese completado la media hora de compromiso.
Prácticamente fue una estocada, porque, aunque experimentó una ligera mejoría, la Vinotinto no tuvo arrestos, ni argumentos, para completar una remontada que, además, en honor a la verdad, nunca estuvo cerca de producirse.
El revés profundiza la crisis y deja en rojo el balance de la Vinotinto. Los números disparan la preocupación, como también ocurre con el cada vez más evidente “corto circuito” entre el director técnico y los jugadores.
Un reproche de Noel Sanvicente desde su trinchera posterior al segundo gol ecuatoriano desnudó esa triste realidad, asunto que también se palpó con gestos y palabras subidas de tono de Josef Martínez con mirada hacia el banquillo, luego de anotar el gol del descuento en los minutos finales.
Y se confirmó con las palabras de Sanvicente en una comparecencia de prensa a la que llegó todavía “caliente” por el nueve revés y en la que, en absoluta falta de respeto, se marchó sin permitir preguntas.
“El respaldo a un entrenador lo dan los jugadores en la cancha y no lo siento. Esto mismo se lo dije a los jugadores. Pasan otra vez los mismos errores. Trabajamos, hablamos que esto no debe volver a pasar y vuelve a pasar”, señaló el estratega, dentro de su intervención de cuatro minutos, en la que advirtió que no planeaba renunciar, palabras a la que siguió un golpe a la mesa con puño cerrada y su retirada del recinto de prensa, luego de cuatro minutos de poco análisis, cero explicaciones, y sí quejas de sus jugadores.
“Si están esperando aquí que voy a renunciar, no lo voy a hacer. Tengo una reunión con los directivos (de la federación) y si toca renunciar, lo haré allí, pero no aquí, ahora”, avisó.
El próximo partido de Venezuela es en marzo de 2016 en casa del Perú.