Ventana abierta – “Matando la vaca…”

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Para recordar: “No ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios, buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala, pues es abominación a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 17:1).

Hace unos días, se me acercó un señor de nombre Nicolás, oriundo de Cuba, radicado en nuestro país hace años y me dijo: “profesor, puede escribir un artículo que le haga una pregunta a los delincuentes ¿Por qué matan al que produce?
Nos pareció que podíamos combinar su inquietud con el tema de hoy; ya que el razonamiento del amigo es: Si matan al emprendedor, al industrial, empresario, acaudalado, entonces ¿Quién va generar recursos para el país? Suena feo, pero, hasta los delincuentes pierden.
La expresión “Matando la vaca que nos da la leche”; es similar, cuando decimos: “Matando al ovejo que nos da la lana”; muy usadas por algunos padres cuando sienten que sus hijos los están “matando” de preocupación, sufrimiento, mientras ellos, los progenitores, están llevando el alimento a casa.

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Las políticas mal encaminadas de nuestro país, económicas o no, están “matando” (ahogando) al industrial, comerciante, agricultor, hasta cualquier negociante y como consecuencia: Estamos destruyendo a la nación.

Con el título de hoy, tal vez, algunos recordaron aquella historia relatada por Lopera y Bernal: Del hombre sabio que mandó a su joven aprendiz, matarle la vaca a una familia pobre, la cual tomaban de su leche, casi todos los días; se conformaban y seguían siendo pobres, hasta que perdieron la vaca, e hicieron otras cosas para sobrevivir y salieron de la pobreza.
La metáfora, extraída del mismo libro señala: “Estamos tan conformes con el estado de cosas que nos rodea, que no desarrollamos otras posibilidades…” (http://www.laculpaesdelavaca.com/empuja-la-vaquita/).

¿Será que no nos duele la situación de nuestro país? ¿Cederemos, así quieran comprar nuestra conciencia? A veces, somos tan conformistas con lo que pasa en Venezuela y con ello, estamos “matando a la oveja que nos da la lana”.

En la época del pueblo de Israel, cuando Moisés y los dirigentes sucesivos, realizaban sacrificios para el perdón de pecados, no lo hacían con vacas, sino bueyes o corderos (ver texto inicial). Esos animalitos no debían tener ninguna mancha, porque eran el anti-tipo (una representación) de Jesús, el Hijo de Dios, quien no tuvo pecado, pero murió en nuestro lugar.

En tal sentido, White, Elena dijo: “He visto un cuadro que representaba a un buey situado entre un arado y un altar, con la inscripción: “Listo para cualquiera de los dos”; para trabajar’ o sangrar sobre el altar del sacrificio. Esta ‘fue’ la actitud que ‘asumió’ siempre el Hijo de Dios: … al negarse a sí mismo y a sacrificarse por la causa de la verdad” (Joya de los Testimonios, t2, p.169).
Nuestro título: Matando la vaca¸ lo trasladamos a la muerte de Jesús, porque Él quiere rescatarnos de este mundo, pero, por nuestra conducta: Corrupción, confrontación entre hermanos de un mismo país, crímenes, y mucho más, hemos estado (figurativamente) matando a Jesucristo.

No obstante, Puyol Buil, C., (2015), dice: ‘Si alguna vez sufres’ “antes que tú, Jesús ya pasó ese trance para salvarnos” (“Pero hay un Dios en los cielos”, p.325) y terrenalmente, nunca entenderemos el amor de Dios, a pesar de lo que somos, siempre estará dispuesto darnos la vida eterna.

www.ventanabiertalmundo.com

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