A las 9:20 de la mañana de este martes se desplomó hacia la calle la estructura frontal de la casa que desde el 27 de noviembre de 1886 albergaba de forma permanente a la Sociedad Religiosa de Artesanos en Barquisimeto, en honor a San José Obrero, actualmente integrada con 27 socios.
Está ubicada en la carrera 22 entre calles 27 y 28, en el centro de la ciudad, valorada como Patrimonio Cultural del estado Lara.
La casa se vino abajo justamente diez días antes de conmemorarse sus 129 años de fundada, para cuya ocasión se había preparado una programación aniversaria religiosa, artística, cultural y deportiva.
No obstante, la única actividad que a causa de este hecho no quedó suspendida fue la misa, y se llevará a cabo en la iglesia San José, durante la cual orarán al Altísimo por el futuro de esta sede cultural.
Robert Linares, secretario, indicó que data de muchos años el progresivo deterioro de la estructura de la casa, y pese a las innumerables peticiones de ayuda giradas tanto a la alcaldía de Iribarren como a la gobernación de Lara para que colaboraran a su reparación, en vista que la sociedad carece de recursos, nunca recibieron respuestas.
“Irónicamente, esas autoridades nos dicían que no podíamos ni siquiera tumbar una teja porque la casa es patrimonio del estado, pero ahora por la ineficiencia se derrumbó”, acotó.
Por su parte, Gerardo Pérez, custodio, sostuvo que de vez en cuando le realizaban “arreglitos” a la casa, de acuerdo a sus posibilidades económicas, que por cierto, no son nada abundantes.
Sin embargo, era tanto el deterioro que presentaba la vivienda que mientras se mejoraba una parte otras seguían dañándose, debido a que lleva erguida casi dos siglos.
“Llegó el momento en que no aguantó más la estructura y se vino abajo”, lamentó, y agregó que a Dios gracias nadie resultó lesionado.
Expuso que funcionarios del Cuerpo de Bomberos de Iribaren y de Protección Civil acudieron al lugar, y luego de inspeccionar las consecuencias dejadas por el suceso procedieron a colocar una cinta amarilla alrededor de la casa, para advertirles a transeúntes y conductores el peligro al que se exponen si pasan cerca que las ruinas.