Los terribles acontecimientos vividos en París, me conmovieron. La vida humana es sagrada. Matar es un pecado gravísimo y matar sin clemencia aumenta la gravedad del hecho. Pude conocer París hace apenas tres años. No es fácil decir qué ciudad europea es más bella, pero para mi gusto, París y Lisboa, con estilos muy distintos, colmaron mi admiración. París es una ciudad grandiosa, llena de arte, museos inmensos e históricos, teatros, vida bohemia de sus habitantes,paseos, universidades de renombre universal y espacios llenos de sabiduría y de ansiosa búsqueda de la verdad. La Sorbona, un edificio sobrio, elegante, silencioso, vigilantes con elegante vestimenta, a quienes me costó convencer, no solo por el idioma, que deseaba conocer la universidad aunque fuera unos minutos, bibliotecas increíbles como para estar allí toda la vida.
El Louvre, el más antiguo de los museos parisinos, un día entero no basta ni para empezar a conocerlo. El más moderno museo de Orsay, también impecable, nuevo, con obras de arte de nuestra época y de más fácil acceso. París, una ciudad que tiene fama de secularismo y promotora de ruptura con lo religioso, tiene unas espléndidas iglesias para todos los gustos. Visité y oí Misa en Notre Dame, impresionante, majestuosa, única, un coro espectacular. A pesar de su grandiosidad hay gran recogimiento. Los servicios religiosos en varios idiomas están llenos todo el día. Pero también fui a la Basílica de Sacré Coeur (Sagrado Corazón) situada en una fría colina desde donde se ve en toda su extensión la bella ciudad luz y finalmente la no menos hermosacapilla de Nuestra Señora de la Milagrosa. Caminar por los Campos Elíseos, que llevan al extraordinario Arco de Triunfo, donde podemos mirar el nombre de nuestro gran Francisco de Miranda. Visitar la emblemática Torre Eiffel, son experiencias inolvidables que llenan el espíritu y universalizan nuestros corazones.
Hoy arde París. Como el título de aquella vieja película de los años 60. Qué dolor. Segundo atentado en menos de un año. En enero de este mismo año fue el atentado contra Charlie Hebdo, ahora en la Sala Bataclan, en un estadio de fútbol y en otros lugares de la ciudad. Hechos que conmueven e indignan al mundo. Mentes enfermas, mueren 130 inocentes. Unos desquiciados con esa violencia que constituye delito de lesa humanidad, desalmados que se entregan al odio y la maldad masacraron el viernes a inocentes ciudadanos. Arde París fue una película de René Clémentdonde se narra la liberación de París de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La orden de Hitler fue mantener el control de París o destruirla. Sin importar niños, ancianos, mujeres, enfermos, nadie importa. Sólo importa el poder o como ahora, sólo importan los fundamentalismos llenos de odio y maldad. El Santo Padre Francisco ha dicho “esto no es humano”.Es cierto, no es humano. Pienso que es salvaje, bestial, cruel, sin sentido. De nuevo arde París, la ciudad a la que tanto debe la humanidad. Mi respeto y mi solidaridad con la gente de esa estupenda ciudad.
